Claro, claro, como soy de letras y eso no se daba en la carrera, "no es digno de tenerse en consideración". Pues la realidad es que los argumentos astronómicos para poner en duda la cronología oficial no se inician con Fomenko (que es científico y de primera), sino con Sir Isaac Newton.
Lo de tener en cuenta las fuentes históricas según nos convenga me deja sin palabras. Lo de las dataciones, no le voy a explicar a usted las deficiencias de los métodos de datación del carbono 14, pero como sospecho que no sabe lo que es una ecuación diferencial ni sabe estadística, si lo desea se lo explico con detalle. En fin, a este paso reproducimos íntegro el hilo de las crónicas fomenkianas. Y haga el favor de no poner en mi boca lo que no he dicho (usted dice que demuestre que hay falsificaciones, cuando yo he hablado de imprecisiones y errores). Es la segunda vez, y no va a haber tercera.
Por cierto, ¿me puede usted citar unos cuantos compositores musicales de los siglos VII y VIII ? ¿Me puede explicar cómo el español se origina del latín, lengua muy muerta para el supuesto momento del origen? NO lo pregunto por molestar, sino que dado que tenemos la oportunidad de contar con un historiador entre nosotros, aprovechemos para aprender, porque el curriculum en Historia está ciertamente infradesarrollado en España.
Siento haberle ofendido, perdone. Por cierto soy químico aunque no ejerzo.
---------- Post added 07-ago-2014 at 15:40 ----------
Afirmaciones extraordinarias exigen pruebas extraordinarias, y la pera mental Fomenkiana no se sostiene en pruebas extraordinarias.
Vamos a seguir hablando de Roma, por favor.
Volviendo sobre la Roma post-imperial. La tendencia es cada vez a pensar en una decadencia progresiva. No se trataría solo de hordas de barbaros arrasando (que también) si no de una crisis progresiva más económica que política. Aunque la política influenció en la economía.
Roma había sobrevivido a la perdida efectiva de capitalidad (aunque siempre fue la capital simbólica). La actividad imperial directa en el siglo IV y V fue limitada en realidad en Roma tenía más que suficientes edificios públicos) pero la construcción de iglesias (algunas con patronazgo imperial) todavía mantenía una cierta actividad constructiva. Eso sí en zonas periféricas, manteniendo el núcleo central sobre todo pagano.
Los ostrogodos resultaron unos amos relativamente complacientes con el Senado (cuyos componentes mantenían el grueso de las tierras de Italia) a cambio de un tercio de las tierras. Roma mantuvo una vida autónoma relativamente amplia y los ostrogodos no interferían demasiado en ella salvo cuando sospechaban connivencias con el imperio oriental.
Oficialmente el imperio seguía siendo único y Roma “elegía” su cónsul, mientras Constantinopla elegía el otro. Los cónsules no tenían ya poder real pero cumplían muchas funciones simbólicas entre ellas dar nombre al año. Incluso en su limitada capacidad Teodorico no permitía un cónsul que no fuera de su gusto. Como he dicho el imperio seguía existiendo y el reino ostrogodo era un reino federado dentro del imperio. A efectos prácticos era absolutamente independiente o en ocasiones abiertamente hostil.
En cualquier caso, la masa de población de Roma hacía que Teodorico se preocupara de ella y la distribución de alimentos y los juegos seguían funcionando, e incluso el circo y el coliseo fueron reparados.
Como he dicho el punto crítico para Roma fueron las guerras góticas. La guerra destruyó definitivamente el poder del Senado (incluso el limitado bajo los ostrogodos) arrasó Italia (y las riquezas de los senadores) y arruinó a Roma.
La pérdida de los acueductos fue decisiva. Los acueductos no solo alimentaban las termas y daban de beber. Su flujo continuo mantenía las calles y cloacas en un “aceptable” nivel de higiene para mantener una población grande. Sin ellos Roma se volvió una ciudad mucho más insalubre y la vida en las colinas mucho más incómoda que en los valles. Como los valles ya eran insalubres desde siempre (habían sido zonas lacustres y/o pantanosas) la caída rápida de población era inevitable.
A partir de aquí las cosas fueron peor. Ciertamente la riqueza agrícola de Italia y la libertad de comercio con oriente y el norte de África hubiera permitido la recuperación de Italia y Roma. Pero al poco de terminar Narses las extenuantes guerras góticas una nueva oleada de barbaros los longobardos asaltaban Italia (568).
Los recursos del imperio de Justiniano estaban llegando a su fin unido a una peste que debilitó el imperio. Los imperiales al máximo podían llegar a unas tablas en Italia con los longobardos que mantenían un enclave en Benevento a pocos km de la vía de comunicación de Roma con Nápoles y cortando la famosa vía Apia que terminaba en Brindisi (puerto más oriental de Italia)
En esa situación Roma ya no podía recuperarse y en el 602 el imperio se enfrentó a la Persia de Cosroes II en una guerra total que arrasó Asia menor (la parte más rica del imperio) y aunque acabó con la victoria aplastante de Heraclio sobre Cosroes II (627), dejo la puerta abierta de ambos imperios a los árabes (636)
El dominio de los bizantinos (llamémosles así a partir de ahora) se debilitaba constantemente en Italia y Roma era un punto marginal para un imperio con los árabes a las puertas de Constantinopla (674)
Sin embargo, en el 663 Constante II (al parecer un admirador de la antigua Roma) hizo el último intento bizantino en Italia. Por primera vez en doscientos años Roma veía un emperador. Pero la Roma que vio Constante era ya solo un espectro.
Tras el fracaso bizantino, el Papa que ante la desaparición del Senado está asumiendo el poder administrativo se acercó a los francos en busca de ayuda contra los longobardos. Por primera vez la “ficción del imperio único” se puso en discusión.