¿Quién era Jaume Ferrer y su misteriosa galera con la 'senyera'?

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¿Quién era Jaume Ferrer y su misteriosa galera con la 'senyera'?
Buscaba competir con los caravanistas con una ruta naval hasta las fuentes de abastecimiento de los productos de lujo
Marc Pons
Foto: Bibliothèque Nationale de France
Barcelona. Sábado, 28 de octubre de 2023. 05:30
Tiempo de lectura: 4 minutos
¿Quién era Jaume Ferrer y su misteriosa galera con la 'senyera'?


Palma, 1375. Hace 648 años. El cartógrafo judío mallorquín Abraham Cresques completaba su particular obra cumbre: un mapa del mundo conocido que ha sido denominado "El Atlas catalán" y que actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia, en París. Esta colosal obra de la cartografía contiene una gran cantidad de detalles reveladores. Uno de los más destacados es una galera que navega por las costas situadas entre las islas Canarias y Río de Oro (el actual Sáhara Occidental), que durante siglos habían sido vetadas a los europeos. Aquella galera enarbola una senyera catalana, y es la del armador mallorquín Jaume Ferrer, que surcó aquellas costas prácticamente al día siguiente de que se abrieran a la navegación (1346). ¿Quién era realmente Jaume Ferrer y qué buscaba en esas costas?
Representació d'una galera catalana (segle XIV). Font Museu de Rodes (Grècia)
Representación de una galera catalana (siglo XIV) / Fuente: Museo de Rodas (Grecia)¿Quién era Jaume Ferrer?
El Atlas catalán —lo que cartografió Abraham Cresques— identifica la galera de Jaume Ferrer con la cita: Partich l'uxer d'en Jacme Ferrer per anar al Riu de l'Or al jorn de sen Lorens, qui és a ·X· de agost, e fo de l'any ·M·CCC·XLVI· (Partió la tarida —una galera grande— de Jaume Ferrer para ir a Río de Oro el día de San Lorenzo —10 de agosto— del año 1346). Jaume Ferrer, armador y negociante, ya había surcado las aguas del Atlántico con anterioridad (en sentido norte, hacia los puertos de Flandes y, posiblemente, de Inglaterra), pero decide emprender un viaje hacia un mundo totalmente desconocido en busca de una ruta que debía conducirle hasta las fuentes de abastecimiento de los artículos de lujo de la Europa de la época: el oro, las especias y los esclavos.
¿Por qué los armadores europeos no se atrevían a navegar por el Atlántico?
Sería más correcto preguntarse por qué los armadores de los estados cristianos del Mediterráneo no surcaron las aguas atlánticas hasta bien avanzado el siglo XIV. Y la respuesta la tenemos en el cierre del estrecho de Gibraltar en manos de los estados fiel a la religión del amores que, durante siglos, dominaron ambas orillas (la norte y la sur) y su permisividad con la piratería berberisca. Desde el siglo VIII (irrupción de los árabes en la península Ibérica) hasta mediados de siglo XIV (conquista castellanoleonesa del Campo de Gibraltar), el estrecho fue un mar hostil que no invitaba a la navegación. Sin embargo, las investigadoras Coral Cuadrada y Dolors Pifarré revelan la existencia de una discreta ruta naval entre Barcelona y Palma con Brujas y Londres desde 1282.
Representació de Ceuta (segle XVI). Font Museu del land de Colònia. Colònia (Alemanya)
Representación de Ceuta (siglo XVI) / Fuente: Museo del land de Colonia. Colonia (Alemania)¿Cómo se abrió el estrecho de Gibraltar?
El 13 de octubre de 1292, la hueste castellanoleonesa del rey Sancho IV tomaba la plaza de Tarifa, que era una posesión del reino marinida de Fez y ganaba la orilla norte del estrecho, en manos fiel a la religión del amoras desde 711. La toma de la punta de Europa tuvo una extraordinaria repercusión en todo el continente, y reforzó el prestigio de las armas castellanoleonesas. Pero es importante no olvidar que el éxito de dicha operación no habría sido posible sin la participación de las galeras de Catalunya, comandadas por Berenguer de Montoliu, que aseguraron el bloqueo marítimo de la orilla norte del estrecho e impidieron el envío de ayuda a la plaza asediada. Con la toma de Tarifa se abría la lata del comercio marítimo atlántico.
¿Cómo se consolidó aquella primera victoria?
Durante las siguientes décadas, los choques entre naves militares cristianas (catalanas, genovesas, castellanas, portuguesas, venecianas) y fiel a la religión del amoras fueron frecuentes. Pero el punto de inflexión que marcaría el inicio del fin del control de la religión del amor del estrecho sería la Batalla naval de Ceuta. En ese combate, librado el 6 de septiembre de 1339, de nuevo las galeras de Catalunya, comandadas en aquella ocasión por Jofre Gilabert de Cruïlles, derrotarían a una alianza naval formada por naves nazaríes (granadinas), marinidas (marroquíes) y benimerinas (argelinas) e impondrían su influencia en aquel cuadrante marítimo. Incluso la piratería pasaría a ser aliada de Barcelona (el caso de Sayyida Mandri, la dama pirata del estrecho, que atacaba a las naves no catalanas).
Representació d'una coca mercant catalana (segles XIV i XV). Font Museu Maritim de Bafcelona
Representación de una coca mercante catalana (siglos XIV y XV) / Fuente: Museu Marítim de BarcelonaSe desatasca el estrecho
Tras la victoria naval catalana de Ceuta (1339), las potencias navales cristianas del Mediterráneo (catalanes, genoveses, venecianos, toscanos) se lanzaron a la conquista de las rutas de la costa atlántica del sur muy sur, en competencia con bretones, franceses, portugueses y castellanos. Según la investigación historiográfica, el primer europeo moderno que alcanzó las islas Canarias y que arraigó en ellas —antes, incluso, de la batalla de Ceuta— fue el genovés Lanzarotto Malocello, que se estableció y dio nombre a la isla de Lanzarote (1312). Pero los catalanes no se durmieron, y el armador mallorquín Jaume Ferrer alcanzó y desembarcó en las Canarias y tomó posesión de la isla de Gran Canaria (1346) antes de proseguir su viaje hacia Río de Oro.
La diócesis catalana de Fortuna-Telde
La profesora e investigadora Coral Cuadrada —de la URV de Tarragona— afirma que la expansión marítima catalana siempre estuvo sustentada sobre tres patas: expansión patrimonial, evangelización y colonización económica. Y esta ideología está bien presente en la empresa canaria, como lo demuestra el hecho de que el conde-rey Pedro III negoció con el pontífice Clemente VI la evangelización de las islas "Afortunadas" con personal religioso catalán. En 1352, cincuenta años antes de que los castellanos iniciaran la conquista de las islas, el pontificado nombraba al carmelita catalán fray Bernat primer obispo de Fortuna-Telde (el primer obispo cristiano de la historia de las Canarias) y le autorizaba a construir un templo que haría las funciones de catedral.
Representació moderna de Sayyida Mandri. Font Arxiu ElNacional
Representación moderna de Sayyida Mandri / Fuente: Archivo ElNacional¿Qué buscaba, exactamente, Ferrer?
Ferrer buscaba una ruta marítima que debía conducirle a las fuentes de abastecimiento de los productos de lujo. Un viaje a través de mares y ríos para competir con los caravanistas, que tras*portaban el oro, las especias y los esclavos hasta el Mediterráneo, y donde las Canarias tenían que jugar un papel fundamental. Regresó a Mallorca (1346) con una docena de indígenas canarios, que fueron evangelizados y catalanizados en las casas de los mercaderes barceloneses Joan Dòria y Jaume Segarra. Indígenas destinados a intermediar con la población autóctona durante la campaña de conquista y colonización. Exactamente lo mismo que, un siglo y medio después (1493), se pretendió con los indios de Colón.

 
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