Felson
Madmaxista
Llevo años sin televisión de tubo, pero todavía recuerdo con cariño la última de tubo que tuve (valga el juego prosódico tubo-tuve). Era una Sony, gris plateado, de plástico con ínfulas de parecer algo más, que no aguantó el paso del tiempo. Amarilleaba o mostraba signos de inquietante tonalidad marrón en rozaduras y vaivenes. Gran calidad de imagen, para lo que fue, incluso para lo que lo era. En determinadas ocasiones, se echa en falta tal "calidad" de imagen, pues casi era a las televisiones actuales el grano del celuloide para los que pasaron del 34 milímetros al digital. Románticos hasta de aparatos en los que solo románticos de cualquier tipo pueden ver algún romanticismo. Quizá por eso nuestros ancestros pintaron en Altamira, no para el futuro, sino añorando sin lástima el tiempo que les pasó mientras pintaban.