Muy interesante entrevista publicada en ABC.
Veinte hitos y batallas que recuerdan que España era invencible en los campos de batalla.
El periodista Jesús Ángel Rojo Pinilla publica una obra sobre personajes de la historia de España que contribuyeron a hacer de los españoles «los dueños del mundo»
Desde que Jesús Ángel Rojo Pinilla publicó su primera obra de divulgación histórica han llovido mares en España, cuya autoestima suele oscilar entre el suelo y los pocos centímetros de altura. 'Cuando éramos invencibles' (El Gran Capitán) ha logrado vender más de 100.000 libros en siete años justo con el propósito de resucitar el orgullo por el pasado. Tiempo en el que los españoles han conocido a fondo la historia de Blas de Lezo o Don Juan de Austria y en el que la forma de mirar el pasado ha cambiado positivamente. «Un país que reniega de su pasado es un país huérfano y es un país condenado a su autoliquidación. Por eso es tan importante recuperar nuestra autoestima y contar la verdad», recuerda el autor de un colección de obras sobre el heroísmo de los españoles, que ahora se completa con 'Cuando éramos invencibles 2: Dueños del mundo' (El Gran Capitán).
El periodista madrileño, al frente de la televisión El Distrito, firma un libro con ilustraciones de Augusto Ferrer-Dalmau y prólogo del historiador Alfredo Alvar Ezquerra que narra otra veintena de hitos y episodios en las que soldados y marinos españoles dieron el Do de pecho. «El globo no era suficiente para ellos. Por eso se hicieron dueños del mundo. Por eso hay que recuperar esas grandes gestas, esas grandes batallas. Desmentir tantas historias que se han inventado otros para denostar a España, que yo creo que hay que poner neցro sobre blanco para que sepan la verdad».
El Autor.
–¿Ha contribuido a cambiar algo en la percepción de los españoles sobre su historia?
–El primer libro fue un primer paso, un libro que fue a la vanguardia de otros que han ayudado a abrir los ojos a los españoles, en el sentido de que nuestra historia no es un cúmulo de fracasos, sino todo lo contrario. De que tenemos que estar orgullosos de ese gran pasado. Nuestra obligación como descendientes de esos grandes héroes es recordarlos y defender la historia de España sin complejos, sin ambigüedades, sin reparar en lo que es políticamente correcto. Porque la historia de España ha sido tan maltratada, tan usurpados sus recursos, que estoy muy orgulloso de haber dado ese primer paso en demostrar que la historia de España es y será de las más importantes del mundo. Y demostrar que España ha sido la nación que más ha aportado a Occidente en los últimos 500 años.
–¿Qué quiere conseguir ahora con este segundo libro de 'Cuando éramos invencibles?
–Pues es importante que, por ejemplo, la opinión pública comprenda que el océano más grande del mundo fue llamado el Lago español porque fueron españoles los que descubrieron todas las rutas y los que llegaron a Australia, a Nueva Zelanda, a Hawái, y a la mayoría de las islas que actualmente se conocen. La gente tiene que saber que quienes presumen de ser grandes navegantes, como dicen ser nuestros enemigos culturales, ingleses, holandeses, franceses, fueran incapaces de encontrar las rutas españolas. La vuelta al mundo fue una gesta únicamente española y hecha por españoles. Es verdad que Magallanes nació en Portugal, pero le pidió permiso al Rey de Portugal para naturalizarse castellano.
–¿El que los españoles tengan mejor autoestima en qué puede favorecer a la sociedad actual?
–Es importante que no reneguemos de nuestro pasado. Porque ahí está nuestro ser, nuestras raíces, nuestra forma de vida. Hay algunos grupos que pretenden denostar nuestra historia para destruir la propia nación. Por lo tanto, para tener un sentimiento de unidad hay que agrupar a la gente en las grandes gestas de nuestra historia. Hay que mostrarles que fuimos el primer imperio global de la historia y que somos los herederos de la civilización hispana, la más importante del mundo. Que España fue el país que dio luz donde había sombras. Si no es por España, Europa hubiese conquistado por los fiel a la religión del amores y el Papa actual no sería Papa. Tenemos que cuidar ese legado. Eso nos hará más grandes como sociedad, como comunidad y como país.
–Hay quien directamente niega la existencia de España en sí, ¿Cuál es su interés?
–Hay desgraciadamente movimientos políticos que cuentan una historia que es una barbaridad contra España. El sistema educativo ha hecho que la ignorancia en nuestros jóvenes cada día sea mayor. Y todo eso lo hacen con el propósito de denostar la propia nación, porque algunos tienen como objetivo la autoliquidación de la nación. Y trocear España como se hizo con Yugoslavia.
–¿Por qué ahora se tiran más estatuas que nunca?
–Todo este movimiento de acabar con estatuas y con la cultura hispánica proviene de movimientos marxistas radicales. No se meten contra los anglosajones que exterminaron los indígenas, sino contra los españoles que llevaron el mestizaje. Hay un componente de repruebo religioso que afecta al país. España no sólo conquistó civilizaciones, sino que evangelizó el mundo, el Pacífico, evangelizó sobre todo lo que es Hispanoamérica. Evitó que el movimiento protestante se expandiera por toda Europa, evitó que el Islam invadiera el continente. Esa es la realidad de España. Los que tiran estatuas ahora no van en contra de España, van en contra de lo que es la Iglesia católica y de la religión que siempre ha representado. Estos movimientos quieren crear el hombre nuevo, y para ello necesitan destruir la historia, manipularla, exagerarla, deformarla, triturarla, sustituirla para poder imponer sus ideologías destructivas.
–¿Cree que en América hay también una minoría silenciosa que tiene otra visión sobre el legado español?
–La mayoría de la gente tiene una buena relación con la progenitora patria, con España. Hay incluso hispanoamericanos que se sienten más españoles que los propios españoles. Muchísimos. Los conozco, doy fe. El problema es que para poder justificar en su momento la secesión, que no independencia, porque esos países nunca fueron independientes, tuvieron que crear una cultura paralela. Para poder justificar, por ejemplo, que México tuviera 15.000 carros de caballo y que fuera más rico que París, que Roma o que Londres, y luego cayera en la pobreza. O para poder justificar que un mexicano de principios del siglo XIX comiera muchísimas más calorías que uno de a finales de ese siglo.
–Comenta en el libro que España llegó a ser dueña del mundo, pero hoy en día desde luego hay una distancia sideral. ¿Cuáles son las posibilidades de éxito, a la hora de reivindicar un legado tan grande, para un país tan pequeño?
–Hay que recordar lo que fuimos y estar orgullosos de eso. Pero también hay una evolución de la historia. Imperios que suben y que bajan... Todo en la vida se va tras*formando. La diferencia de muchos de esos imperios como el británico con el español es que, a pesar de los políticos y de los gobiernos desastrosos que hay en todo Hispanoamérica, hay lazos que siguen existiendo, que no se pueden romper. Esa conciencia, esa unión de sangre que tenemos, esa unión de pensamiento, eso no lo van a poder destruir. Eso no lo tiene el extinto Imperio Británico. ¿Qué tiene que ver Kenia con con Londres? ¿O qué tiene que ver con El Cairo, que fue territorio británico? Ellos hicieron una política de sustituir el indígena por el anglosajón. España, todo lo contrario. Y todo eso todavía hoy pervive.
www.abc.es
Veinte hitos y batallas que recuerdan que España era invencible en los campos de batalla.
El periodista Jesús Ángel Rojo Pinilla publica una obra sobre personajes de la historia de España que contribuyeron a hacer de los españoles «los dueños del mundo»
Desde que Jesús Ángel Rojo Pinilla publicó su primera obra de divulgación histórica han llovido mares en España, cuya autoestima suele oscilar entre el suelo y los pocos centímetros de altura. 'Cuando éramos invencibles' (El Gran Capitán) ha logrado vender más de 100.000 libros en siete años justo con el propósito de resucitar el orgullo por el pasado. Tiempo en el que los españoles han conocido a fondo la historia de Blas de Lezo o Don Juan de Austria y en el que la forma de mirar el pasado ha cambiado positivamente. «Un país que reniega de su pasado es un país huérfano y es un país condenado a su autoliquidación. Por eso es tan importante recuperar nuestra autoestima y contar la verdad», recuerda el autor de un colección de obras sobre el heroísmo de los españoles, que ahora se completa con 'Cuando éramos invencibles 2: Dueños del mundo' (El Gran Capitán).
El periodista madrileño, al frente de la televisión El Distrito, firma un libro con ilustraciones de Augusto Ferrer-Dalmau y prólogo del historiador Alfredo Alvar Ezquerra que narra otra veintena de hitos y episodios en las que soldados y marinos españoles dieron el Do de pecho. «El globo no era suficiente para ellos. Por eso se hicieron dueños del mundo. Por eso hay que recuperar esas grandes gestas, esas grandes batallas. Desmentir tantas historias que se han inventado otros para denostar a España, que yo creo que hay que poner neցro sobre blanco para que sepan la verdad».
El Autor.
–¿Ha contribuido a cambiar algo en la percepción de los españoles sobre su historia?
–El primer libro fue un primer paso, un libro que fue a la vanguardia de otros que han ayudado a abrir los ojos a los españoles, en el sentido de que nuestra historia no es un cúmulo de fracasos, sino todo lo contrario. De que tenemos que estar orgullosos de ese gran pasado. Nuestra obligación como descendientes de esos grandes héroes es recordarlos y defender la historia de España sin complejos, sin ambigüedades, sin reparar en lo que es políticamente correcto. Porque la historia de España ha sido tan maltratada, tan usurpados sus recursos, que estoy muy orgulloso de haber dado ese primer paso en demostrar que la historia de España es y será de las más importantes del mundo. Y demostrar que España ha sido la nación que más ha aportado a Occidente en los últimos 500 años.
–¿Qué quiere conseguir ahora con este segundo libro de 'Cuando éramos invencibles?
–Pues es importante que, por ejemplo, la opinión pública comprenda que el océano más grande del mundo fue llamado el Lago español porque fueron españoles los que descubrieron todas las rutas y los que llegaron a Australia, a Nueva Zelanda, a Hawái, y a la mayoría de las islas que actualmente se conocen. La gente tiene que saber que quienes presumen de ser grandes navegantes, como dicen ser nuestros enemigos culturales, ingleses, holandeses, franceses, fueran incapaces de encontrar las rutas españolas. La vuelta al mundo fue una gesta únicamente española y hecha por españoles. Es verdad que Magallanes nació en Portugal, pero le pidió permiso al Rey de Portugal para naturalizarse castellano.
–¿El que los españoles tengan mejor autoestima en qué puede favorecer a la sociedad actual?
–Es importante que no reneguemos de nuestro pasado. Porque ahí está nuestro ser, nuestras raíces, nuestra forma de vida. Hay algunos grupos que pretenden denostar nuestra historia para destruir la propia nación. Por lo tanto, para tener un sentimiento de unidad hay que agrupar a la gente en las grandes gestas de nuestra historia. Hay que mostrarles que fuimos el primer imperio global de la historia y que somos los herederos de la civilización hispana, la más importante del mundo. Que España fue el país que dio luz donde había sombras. Si no es por España, Europa hubiese conquistado por los fiel a la religión del amores y el Papa actual no sería Papa. Tenemos que cuidar ese legado. Eso nos hará más grandes como sociedad, como comunidad y como país.
–Hay quien directamente niega la existencia de España en sí, ¿Cuál es su interés?
–Hay desgraciadamente movimientos políticos que cuentan una historia que es una barbaridad contra España. El sistema educativo ha hecho que la ignorancia en nuestros jóvenes cada día sea mayor. Y todo eso lo hacen con el propósito de denostar la propia nación, porque algunos tienen como objetivo la autoliquidación de la nación. Y trocear España como se hizo con Yugoslavia.
–¿Por qué ahora se tiran más estatuas que nunca?
–Todo este movimiento de acabar con estatuas y con la cultura hispánica proviene de movimientos marxistas radicales. No se meten contra los anglosajones que exterminaron los indígenas, sino contra los españoles que llevaron el mestizaje. Hay un componente de repruebo religioso que afecta al país. España no sólo conquistó civilizaciones, sino que evangelizó el mundo, el Pacífico, evangelizó sobre todo lo que es Hispanoamérica. Evitó que el movimiento protestante se expandiera por toda Europa, evitó que el Islam invadiera el continente. Esa es la realidad de España. Los que tiran estatuas ahora no van en contra de España, van en contra de lo que es la Iglesia católica y de la religión que siempre ha representado. Estos movimientos quieren crear el hombre nuevo, y para ello necesitan destruir la historia, manipularla, exagerarla, deformarla, triturarla, sustituirla para poder imponer sus ideologías destructivas.
–¿Cree que en América hay también una minoría silenciosa que tiene otra visión sobre el legado español?
–La mayoría de la gente tiene una buena relación con la progenitora patria, con España. Hay incluso hispanoamericanos que se sienten más españoles que los propios españoles. Muchísimos. Los conozco, doy fe. El problema es que para poder justificar en su momento la secesión, que no independencia, porque esos países nunca fueron independientes, tuvieron que crear una cultura paralela. Para poder justificar, por ejemplo, que México tuviera 15.000 carros de caballo y que fuera más rico que París, que Roma o que Londres, y luego cayera en la pobreza. O para poder justificar que un mexicano de principios del siglo XIX comiera muchísimas más calorías que uno de a finales de ese siglo.
–Comenta en el libro que España llegó a ser dueña del mundo, pero hoy en día desde luego hay una distancia sideral. ¿Cuáles son las posibilidades de éxito, a la hora de reivindicar un legado tan grande, para un país tan pequeño?
–Hay que recordar lo que fuimos y estar orgullosos de eso. Pero también hay una evolución de la historia. Imperios que suben y que bajan... Todo en la vida se va tras*formando. La diferencia de muchos de esos imperios como el británico con el español es que, a pesar de los políticos y de los gobiernos desastrosos que hay en todo Hispanoamérica, hay lazos que siguen existiendo, que no se pueden romper. Esa conciencia, esa unión de sangre que tenemos, esa unión de pensamiento, eso no lo van a poder destruir. Eso no lo tiene el extinto Imperio Británico. ¿Qué tiene que ver Kenia con con Londres? ¿O qué tiene que ver con El Cairo, que fue territorio británico? Ellos hicieron una política de sustituir el indígena por el anglosajón. España, todo lo contrario. Y todo eso todavía hoy pervive.
Veinte hitos y batallas que recuerdan que España era invencible en los campos de batalla
El periodista Jesús Ángel Rojo Pinilla publica una obra sobre personajes de la historia de España que contribuyeron a hacer de los españoles «los dueños del mundo»
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