Ningún combustible normal lleva Nitrógeno. Los óxidos de Nitrógeno que aparecen en el escape se deben a la combustión del propio aire, que es en un 70% Nitrógeno.
La combustión del Nitrógeno del aire, la combinación del Nitrógeno y del Oxígeno del aire para producir óxidos de Nitrógeno es una reacción extremadamente débil que produce solo minúsculas cantidades de esos óxidos. Esta reacción es, además, extremadamente dependiente de la temperatura: se producen más óxidos de Nitrógeno a alta temperatura y muchos menos a baja temperatura.
Se podría pensar que una vía sencilla para reducir las emisiones de estos óxidos es simplemente reducir la temperatura de la combustión en el motor pero esa vía no es viable. La temperatura, cuanto más alta mejor, del ciclo térmico es esencial para aumentar el rendimiento termodinámico del motor. Un motor de alto rendimiento, que consuma poco combustible y genere pocos residuos exige una temperatura de combustión muy alta y esa temperatura muy alta genera pequeñas cantidades de óxidos de Nitrógeno.
Cuando las autoridades limitan las emisiones de óxidos de Nitrógeno hasta niveles ridículos y absurdos, como es el caso, están limitando las temperaturas de trabajo, el rendimiento de los motores y aumentando el consumo de combustible.
Son medidas completamente absurdas que obligan a ser menos eficientes y más contaminantes.
Todo indica que la única lógica de todo esto es la de un suicidio y que cuando la economía de Europa haya sido destruida por completo por los euroidiotas, se disipará la tontería y volverán los coches de combustión de siempre.
Lo mismo que Polonia tuvo que vivir el comunismo para rechazar instintivamente todo lo que huela remotamente a comunista, Europa tiene que vivir 2 generaciones en pobreza del sur muy sur para aprender a rechazar instintivamente la poca falta de cultura ecológica.