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Viriato (muerto en 139 a. C.) fue el principal caudillo de la tribu lusitana que hizo frente a la expansión de Roma en el territorio comprendido entre el Duero y el Guadiana, incluyendo aproximadamente lo que hoy es parte de la provincia de Zamora, casi toda la provincia de Salamanca, el territorio occidental de la provincia de Ávila (incluyendo su capital), Extremadura, el occidente de la provincia de Toledo (hasta la zona de Talavera de la Reina, las llamadas Antiguas Tierras de Talavera) y, por último, y sobre todo Portugal (salvo la región entre el Miño y el Duero).
La bibliografía disponible sobre Viriato, no permite determinar cuándo ni dónde nació. Para una parte de la leyenda popular, Viriato nació en la actual Portugal, sin embargo, esa misma leyenda popular también le sitúa nacido en la actual España. Los partidarios de esta última teoría tampoco indican con claridad una localidad o paraje, siendo Torrefrades[1] y Guijo de Santa Bárbara[2] algunas de las localidades mencionadas por la tradición oral española. En Portugal, la opción más extendida parece ser la de los Montes Hermínios, actual Serra da Estrela.[3]
La mayor parte de su vida y de sus campañas guerreras forman parte de la leyenda tejida en torno a su persona. La única referencia de su tribu nativa está en Diodoro Sículo, que la sitúa en la costa lusitana. Los romanos lo acabaron reconociendo como dux lusitanorum (líder de los lusitanos).
Tito Livio le describe como un pastor que se hizo cazador y soldado. Para Apiano, fue uno de los guerreros que escapó de la encerrona del pretor Galba a la flor de la juventud lusitana descrita más adelante. Según Apiano, Viriato fue el líder «que mayores dotes de mando había tenido entre los bárbaros y el más presto al peligro atrevido (...) y el más justo a la hora del reparto del botín.», lo que hizo que durante los ocho años de guerra su heterogéneo ejército no se le rebelara jamás y fuera «el más resuelto a la hora del peligro».[4]
Pertenecía a la clase de los guerreros, la ocupación de la élites gobernantes lusitanas. Los autores romanos se refieren a él como el dux del ejército lusitano y como el adsertor (protector) de Hispania,[5] o como un imperator (conductor),[6] de las tribus lusitanas y celtíberas.[7]
[editar] Conquista romana
Avance romano en la península Ibérica.
En el siglo III a. C. Roma comenzó la conquista de Hispania, durante la Segunda Guerra Púnica, cuando el Senado envió un ejército para bloquear el envío de refuerzos a Aníbal, que estaba en Italia. La conquista duró 200 años, y la Guerra Lusitana es una de las mejor documentadas de ella.
Servio Sulpicio Galba mandaba el ejército sobre 150 a. C. y atacó los restos de la resistencia lusitana. Los lusitanos enviaron una embajada, temiendo la destrucción de sus tierras.Los soldados romanos masacraron a los lusitanos, pudiendo escapar Viriato.
Durante tres años los lusitanos lucharon a la defensiva hasta que en una ofensiva de los romanos quedaron cercados en Turdetania por Cayo Vetilio en el año 147 a. C. Durante el sitio Viriato fue elegido líder de los lusitanos.
[editar] Viriato como líder
La provincia romana de Lusitania.
Según Aguiar(1), tras varios días de sitio Viriato se ofreció a sacarlos de la ciudad a cambio de que siguiesen sus órdenes. Obteniendo el acuerdo de los guerreros sitiados Viriato se lanzó contra el ejército romano para retroceder cuando los romanos se preparaban para el combate. Aprovechando el desconcierto creado por la iniciativa los lusitanos pudieron romper el cerco por varios puntos simultáneamente. La victoria lograda por Viriato le dio el mando de la confederación de tribus y durante varios años lucharon a sus órdenes.
En los días posteriores al sitio romano los lusitanos siguieron usando la táctica de las guerrillas con gran éxito, y acabaron matando al cónsul Cayo Vetilio al ser éste confundido con un soldado más de su ejército que había quedado aislado en una de las escaramuzas.
Durante las campañas siguientes Viriato venció a Cayo Plaucio, Claudio Unimano y C. Nigidio. Sin embargo las fuerzas que trae Quinto Fabio Máximo Emiliano y su experiencia militar hacen que Viriato tenga que retirarse cediendo las principales ciudades dominadas por los lusitanos al sur de la península.
Viriato inicia contactos diplomáticos con otras tribus ibéricas y consigue que varias de ellas declaren la guerra a los romanos. En los siguientes dos años Viriato recupera el terreno perdido.
Los romanos enviaron entonces a Quinto Fabio Máximo Serviliano con un número mayor de tropas y con elefantes. A pesar de la resistencia lusitana, de nuevo se ven obligados a retroceder. Como hiciera dos años atrás Viriato convence a otras tribus para que ataquen al ejército romano por la retaguardia por lo que el ejército romano decide retroceder y Viriato aprovecha para atacar de nuevo. En una brillante maniobra militar Viriato consigue acorralar a Serviliano y consigue arrancar un acuerdo de paz a cambio de la vida de Serviliano. Los romanos reconocen a Viriato como dux (líder) de los lusitanos y le otorgan el título de amigo del pueblo romano.
Poco después de dejar libre a Serviliano el Senado reconoce el acuerdo y formalmente firman la paz con el ejército lusitano en el año 140 a. C.
[editar] Viriato como táctico
Estatua de Viriato y guerreros lusitanos en Viseu.
Además de un respetado líder, Viriato poseía una visión estratégica digna de un gran general. Es mencionado explícitamente por Frontino, en sus "Estratagemas":
Viriathus, ex latrone dux Celtiberorum, cedere se Romanis equitibus simulans usque ad locum voraginosum et praealtum eos perduxit et, cum ipse per solidos ac notos sibi tras*itus evaderet, Romanos ignaros locorum immersosque limo cecidit.
Viriato, que de ser un bandido se convirtió en líder de los celtíberos, en una ocasión, mientras pretendía retirarse frente a la caballería enemiga, les condujo a un lugar plagado de huecos en el suelo. Allí, mientras él cabalgaba siguiendo un camino que conocía bien, los romanos, desconocedores del terreno, se hundieron en la ciénaga y murieron
Frontino, "Estratagemas" 5.7
También Apiano reconoce su talento cuando habla de la batalla de Tribola:
Dispuso a sus tropas en línea de batalla como si pretendiera combatir, pero les dio órdenes de dispersarse tan pronto como montara a su caballo, alejándose de la ciudad de Tribola por distintas rutas, y le esperaran allí. (...) eligió a mil hombres de su confianza y combatió todo el día a los romanos, atacando y retrocediendo gracias a sus rápidos caballos. Tan pronto como conjeturó que su ejército se hallaba a suficiente distancia y a salvo, huyó, salvando así a sus hombres de una situación desesperada
Apiano, Guerras Extranjeras "Guerras en Hispania" 62
[editar] fin
A pesar del acuerdo, los romanos querían desembarazarse de Viriato, y por eso, en el año 138 a. C., sobornaron a los ursonenses Audax, Ditalcos y Minuros para que lo asesinaran.[8] Al volver a su campamento, lo mataron mientras dormía. Luego fueron al campamento romano a cobrar la recompensa, pero el cónsul Servilio Cepión, sucesor y hermano de Serviliano, se la negó con las siguientes palabras: «Roma traditoribus non praemiat», esto es, "Roma no paga a traidores". Aunque quizá
la célebre frase no [sea] más que una invención posterior, recoge perfectamente el sentir de la versión tradicional, que conocemos por Apiano, Eutropio, Orosio y Suidas, que sostienen que los romanos contestaron que ellos nunca habían aprobado que un jefe muriese a manos de sus propios soldados. Es posible, no obstante, que esta versión fuera dada con bastante posterioridad a los hechos ocurridos para tratar de ocultar la vergüenza que les producía ser responsables de acciones semejantes.[9]
En su fin recibió del ejército un magnífico funeral, prueba del influjo de su personalidad entre sus congéneres, pues bajo su mandato no hubo motines ni distensiones que pudieran provocar crisis internas.[10] Dice la tradición que los restos de Viriato fueron trasladados a Cuenca donde fue incinerado sobre el Tormo Alto de la "ciudad encantada". Tras esto sus cenizas fueron mezcladas con las de su mujer y esparcidas en la montaña por Marcial.[cita requerida]. Otra leyenda cuenta que Viriato fue incinerado en Azuaga (Badajoz), estando sus cenizas bajo el castillo de la localidad (El mirador de Viriato).[cita requerida] Otras fuentes de alta fiabilidad,ubican los restos de Viriato en Granja de Torrehermosa (Badajoz).[cita requerida]
Táutalo, el sucesor de Viriato, fue obligado a firmar la paz. Finalmente el cónsul Marco Popilio Laenas entregó a los lusitanos las tierras que habían sido la causa de la larga guerra. Sin embargo, la pacificación total sólo se logró en tiempos de Augusto.