Voy a contar la historia de dos personas.
Una de ellas se enamoró de otra persona, locamente. Pero todo el mundo se daba cuenta de que se había enamorado de la persona equivocada menos ella. Su familia tomó hasta posiciones poco éticas para que no siquiera adelante, pero ella al final, se casó. Ciega de amor dio el paso. Antes de que pasara un año se dio cuenta de como era él, manipulador, dominante, pendenciero, me gusta la fruta en tres palabras. Pero ya era tarde. Arruinó su vida.
Conozco otra persona que se enamoró de otra persona. Esta persona estaba comprometida con su pareja de toda la vida, pero quizás por aburrimiento se encaprichó de otra persona. Sus circunstancias no eran muy propicias para tirarse al barro y nunca podría encontrar el momento para poder conseguir su sueño. Y así siguió alimentandose de su sueño años y años hasta que finalmente se dio cuenta de que su sueño no sólo estaba fuera de sus posibilidades, sino que si lo hubiera conseguido se hubiera convertido en pesadilla. La antítesis de la persona con la que estaba y con la que sigue.
El caso es que ese comportamiento irracional amoroso es el que me trae a la memoria cuando veo a la gente totalmente emocionada con ese idílico fin que es la independencia. Y desde la lógica del que no está enamorado, ves que se va a estrellar como en los casos anteriores: en el primer caso mandando su vida por el retrete y en el segundo caso creando una ruptura en su relación que durará presumiblemente toda su vida.
Cataluña ahora mismo está como estas dos personas, en un sueño que le hace mantenerse vivas y que es su único objetivo en vida sin ver más allá. Y el resultado de esto será como en los casos contado el primero o el segundo.
Si Cataluña consigue la independencia, se encontrará en el primer caso. Se dará cuenta de que con quien se ha casado (en este caso, la independencia) no era lo que creía, que ve que está mucho peor que cuando no soñó con estar con esta persona y que ya no hay marcha atrás. Va a ser un caso traumático y desde el resto de españa lo veremos desde el salón con el bol lleno de palomitas, como si vieramos una película, pero lo que es una historia de amor se convertirá en un drama de los que echa antena tres los sabados por la tarde (o peor aún).
Si Cataluña no se independiza, que es lo que pienso yo que no va a pasar, no por deseo, sino por lógica (los que realmente mandan en cataluña no lo van a permitir), estaremos ante el segundo caso. Diez años de ilusión, desilusión, frustración, sueño, esperanza, etc hasta que por agotamiento intelectual empiezas a dejar de creer en ese sueño, analizas eso diez años desde la frialdad y te arrepientes de haber perdido el tiempo persiguiendo una quimera, una falsa quimera, una jodida quimera. Te das cuenta de que todo ha sido una ilusión que te ha mantenido entretenido en tanto has perdido muchas cosas de tu vida y que das gracias a dios y a alá de que no se te hubieran cumplido tus sueños porque visto desde la frialdad, te das cuenta de que estabas mucho mejor antes de que empezara la ilusión y sigues mucho mejor que si se hubieran cumplido tus sueños (o pesadillas).
Lo malo del segundo caso es que se ha provocado un daño que requiere de mucho tiempo para que se cure (en el primer caso el daño ya es irreparable).
Esta es mi opinión, y por cierto, las historias de amoríos son reales.
---------- Post added 22-sep-2013 at 04:21 ----------
Puñetera mania de colgar trapos estrellados en todas las farolas y balcones.
Esto no es un partido de futbol que a los dos dias esta olvidado.
La verdad es que es obsesivo. Ya es raro que salga una noticia de cataluña y no estén un par de individuos detrás con su estelada. Si no eres de esa cuerda, debe ser asfixiante.
(Y me quejaba yo de Sevilla en Semana Santa donde todo el ambiente es capillita, que me quede como estoy y que estos no se conviertan en una plaga como la estelada se ha convertido en Barcelona)