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Será en Octubre
La odisea de alquilar piso: «Tengo nómina, pero al escuchar mi acento empiezan las pegas»
BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ
FERROL
Darenka trabaja como técnica de igualdad en la asociación Movilidad Humana KIKO DELGADO
Darneka Vergara llegó a la comarca de Ferrol desde Perú hace dos años y en Narón comparte vivienda con su progenitora, su hermana, una tía y un primo
20 oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.Comentar · 20
Encontrar un piso de alquiler se está convirtiendo en una misión imposible para algunas personas. Los precios han subido, la oferta escasea y las exigencias de los propietarios ante un posible impago dificultan el camino. Pero además, en algunos casos, a todos esos obstáculos se suman otros, como los prejuicios y la xenofobia. Al menos así es como lo ve Darenka Vergara, una joven peruana de 21 años y residente en Narón que lleva tres meses buscando piso de manera infructuosa. Desde el pasado mes de julio tiene trabajo y un contrato indefinido, pero cree que su condición de extranjera le está poniendo las cosas más difíciles. «Tengo mi nómina y cobro 1.200 euros al mes, pero cuando llamo para interesarme por algún piso y escuchan mi acento ya empiezan las pegas. Es triste, pero si eres de fuera mucha gente desconfía», comenta con cara de resignación.
Pero para contar bien esta historia hay que remontarse al verano del 2022, cuando Darenka y su hermana abandonaron su Arequipa natal para trasladarse a vivir con su tía y su primo a Narón, animadas por sus padres. «Ellos veían que allí no había oportunidades ni futuro para nosotras, los precios estaban subiendo muchísimo y también aumentaban los robos y la inseguridad, así que pensaron que lo mejor era venirnos aquí», rememora.
En Perú Darenka estudiaba Ingeniería Eléctronica, pero, ante las dificultades para convalidar los cursos que ya había hecho, al llegar a España decidió matricularse en un ciclo de FP en el Leixa. Cursó el de Promoción de la Igualdad de Género, y tras hacer las prácticas en la asociación Movilidad Humana, nada más obtener el título consiguió trabajo en esa misma entidad. Comenzó en julio a trabajar como técnica de igualdad con un sueldo de 680 euros al mes, pero desde agosto su nómina es de 1.200 euros y tiene contrato indefinido.
Fue entonces cuando Darenka decidió buscar piso para poder dejar la vivienda de su tía y de su primo en Narón, donde lleva ya dos años junto a su hermana y también su progenitora, quien al poco de la marcha de sus hijas decidió seguirle los pasos. En el piso viven cinco personas y fue necesario habilitar el salón como dormitorio para dar cabida a todos. «Ha llegado el momento de independizarnos porque yo tengo mis ingresos y mi progenitora también, y por muy familia que sean mi tía y mi primo, cada uno necesita su privacidad», anota Darenka.
Teniendo en cuenta que disponen de dos fuentes de ingresos —su trabajo y el de su progenitora, que cuida de dos personas mayores, aunque sin contrato, porque aún no tiene regularizada su situación y está a la espera de que le concedan el asilo—, la joven pensaba que no tendría dificultades para encontrar algo «digno» para vivir las tres juntas, pero lleva ya casi tres meses de búsqueda y varias negativas, por lo que comienza a desesperarse.
Tres veces la nómina
«Por 400 euros no hay casi nada y lo que hay está en malas condiciones o es pequeño. Y los que vi por 500 euros y que me gustaron no me los quisieron alquilar, bien porque decían que con mi nómina no era suficiente, ya que tendría que triplicar al menos el precio del alquiler. O porque me exigían un contrato con una antigüedad de al menos dos años. O se mostraban desconfiados por el hecho de que mi hermana y mi progenitora estén aún en situación irregular», explica Darenka, quien está convencida de que detrás de esas exigencias también se esconde mucha desconfianza por ser ella extranjera.
«Mi novio es español, así que a veces ya le pido que sea él quien llame para interesarse por los pisos en alquiler. Pero luego, al llegar allí a ver la vivienda y enterarse de que la que voy a vivir soy yo, mi progenitora y mi hermana, ya cambian la actitud, comienzan a poner problemas o me dicen que hay otras personas interesadas», dice Darenka. También recuerda el caso de un propietario que le argumentó que su nómina era «riesgosa», porque la joven trabaja por proyectos y le dijo que ahora tenía empleo, «pero a lo mejor mañana no». O cuando una vez, a la espera de tener respuesta de un piso, envió su contrato y nómina por wasap para demostrar su solvencia económica y de inmediato la bloquearon.
«Entiendo que los propietarios quieran cubrirse las espaldas, pero estoy cansada de que me pregunten siempre de dónde soy. Yo no he venido a vivir de las pagas, tengo mi trabajo y solo quiero encontrar una vivienda digna para alquilar», concluye Darenka.