‘Fuga para un isla’, publicada originalmente en 1972, es una visión oscura y perturbadora de un futuro que, desgraciadamente, podría estar demasiado cercano. Christopher Priest se sirve del protagonista de la novela para plantearnos un posible escenario: África se ha visto asolada por una guerra atómica, donde los supervivientes, huyendo de la miseria y la radiación, buscan refugio en el Reino Unido. Los cargueros no hacen más que llegar repletos de pagapensiones jovenlandeses, alcanzando la cifra de los dos millones. Pero el estado, que en estos momentos está gobernado por un partido ultraconservador, no es capaz de buscar solución a este problema y sólo se le ocurren medidas represivas. El conflicto y la guerra civil son inminentes.
Alan Whitman, el narrador, que vive con su mujer, Isobel, y su hija, Sally, lleva una vida monótona y sin afecto hasta el momento de la llegada de los refugiados. Al poco tiempo, las casas son saqueadas y sus dueños expulsados de las mismas por los jovenlandeses y los que son afines a su causa. El resentimiento contra los neցros no tarda en llegar, provocando la guerra civil. A Alan y su familia no les queda otra que buscar refugio allá donde pueden, entre personas de todo tipo. El infierno está servido.
La historia está narrada de forma fragmentaria, al más puro estilo new wave de la época, lo que hace que la novela sea un tanto confusa, aunque enseguida te acostumbras. Las diversas tramas van intercalándose, de esta manera sabemos de la infancia y adolescencia de Alan, de sus primeras experiencias sensuales, de su insatisfacción matrimonial, al mismo tiempo que se nos cuenta cómo fueron llegando los barcos de refugiados, y cómo es la vida posterior al conflicto, entre la barbarie.
No es la mejor novela de Christopher Priest, que tiene verdaderas obras maestras, como son ‘La afirmación’, ‘Un mundo invertido’, ‘El prestigio’ o ‘Un verano infinito’. Se trata de una distopía, deprimente y una tanto ambigua, aunque interesante.