Se sale de fecha pero es una de mis cinco películas preferidas del mundo mundial.
Y la progenitora tanto de Star Trek como de Perdidos en el Espacio, otra serie de 1966 que vale la pena nombrar aquí.
Yo tenía cuatro años cuando la repusieron por última vez en TVE (la habían emitido un par de años antes, parece ser, pero, aunque fui un niño de un desarrollo intelectual muy precoz, de eso no me acuerdo) y me encantaba. Manejaba conceptos que un niño muy pequeño podía perfectamente entender: era una casita en el espacio. Pero fuera de la casa, cuando se hacía de noche, se extendía una oscuridad misteriosa donde caían las sombras, donde cualquier cosa mala podía pasar. Eran todos una familia, incluyendo el robot y los animalitos alienígenas, pero había un hermano malo que siempre estaba haciendo trastadas pese a lo cual nadie lo repudiaba.
Qué miedo me dio el episodio del arpa, que era un instrumento-llave que si tocabas determinadas notas te teletransportaba a otra dimensión de fuego, llamas y azufre. Vamos, que si un niño tocaba lo que no debía podía ir inmediatamente al infierno.
Como ya dije, una serie que reflejaba muy bien la cosmovisión de un niño nacido en los 1960. La estoy revisitando estos días (está en nuestro dealer ruso favorito, como lo llama
@SPQR ) y sigue siendo entretenida para un adulto bien intencionado, especialmente si salvas los dos o tres primeros episodios, que son muy rudimentarios, aparte de que puedes descubrir en ella nuevos alicientes.
Por ejemplo, la hermanita mayor rubita summer tiene un culito precioso. Ay, qué culito.
En riguroso doblaje rezumamericano, pero así fue como se emitió originalmente en España, igual que los Picapiedra o Scooby Doo.