A mis Nécoras le aguardan dos dolorosas derrotas en el camino, que romperán mi racha. Me he arriesgado manteniendo a Nance, a pesar de estar lesionado, y a pesar de no ser una estrella. Pero a estas alturas uno es fiel a los suyos. Varias veces mis dedos se detuvieron en Beaseley (o como se escriba) para ficharlo y cuando me decidí ya me lo habían robado.
Lo cual es justo.
Y sin embargo, no vengo aquí a hablar de mi libro, sino del cuádruple doble que por fin ha conseguido Westbrook: 21, 11, 12 y... 10 pérdidas de balón. Ya os dije al hacerse el draft que me asombraba que no lo hubierais escogido como número 1, pero cada vez entiendo más a Durant. Con un juego así no se gana la NBA.
Me alegra mucho el despegue de Ricky, en los últimos tres partidos. Desde luego, se le ve más fuerte y afilado que nunca. Pero en la era actual un base que no tire es un lastre para el equipo. Le flotan y cierran las defensas sobre el resto. Ojalá mantenga la racha y consiga al fin confianza en tu tiro. Esa idea suya de que no es preciso anotar, que le basta con asistir no es más que una huida hacia adelante, hacia el fracaso.