¿A qué te refieres con destrucción del capital por parte de las empresas? Entiendo que a que no reinvierten lo suficiente como para compensar la depreciación pero es que no veo qué interés puede tener una empresa en ampliar su capital para luego descuidarlo.
En la producción económica intervienen el capital físico, por ejemplo un tractor, y el trabajo, al que puede llamarse también capital humano, por ejemplo el tractorista.
El valor de la cosecha producida es causado por la colaboración de capital y trabajo, de tractor y tractorista y lo mismo que el tractorista recibe una remuneración, el salario, el tractor también es remunerado. El salario del tractor es el beneficio.
El beneficio, o remuneración del capital, forma una realimentación positiva en la economía. El uso productivo de 20 fábricas de bicicletas, independientemente del trabajo, generan un valor económico cada año equivalente al valor de una fábrica de bicicletas. Si en el país hay 20 fábricas de bicis, un año más tarde habrá 21 (si la rentabilidad del capital es del 5% anual)
Es, por así decirlo, como si las 20 fábricas de bicis fueran un rebaño que tienen una cría cada año. El tejido productivo no solo se paga a sí mismo, cubre los costes de mantenimiento y sustitución, sino que se reproduce, como un rebaño de ovejas. El tejido productivo se expande, cada vez hay más fábricas, y la economía se capitaliza.
Compárese la densidad de carreteras, puertos, fábricas, escuelas, talleres, oficinas, hospitales y otras formas de capital físico en países muy capitalizados, como Alemania, Suiza o Japón, con países poco capitalizados como Cuba o Tanzania.
Este 5% anual de excedente de capital, de nuevo capital creado por el viejo capital, algo así como el cordero nacido de un rebaño de ovejas, puede volverse negativo. Esto ocurre porque el Estado, que es un parásito económico, carga sobre los trabajadores y sobre el capital, su propio consumo.
El esfuerzo productivo del capital, del tractor, debe soportar su propio mantenimiento, su propia sustitución por un tractor nuevo a los 20 años y, además, soportar una enorme cantidad de consumo parásito estatal. Lo mismo ocurre con el trabajador, que es obligado a entregar una fracción creciente de su trabajo a sostener el consumo parásito de La Bestia, y solo el trabajo restante puede emplearlo para mantenerse a sí mismo y a los suyos.
Cuando este parasitismo excede cierto umbral, el tejido productivo, parasitado por La Bestia, deja de reproducirse y comienza a encogerse. La productividad del uso del capital (incluyendo el parasitismo estatal) pasa de ser el +5% anual a ser el -4% anual, por ejemplo.
El 'rebaño' de 20 tractores, parasitados por el Estado, ya no son capaces de tener una cría tractor cada año y ni siquiera son capaces de sostenerse a si mismos: no son capaces de soportar, además del parasitismo estatal, el coste de su propio mantenimiento ni de sustitución de los tractores más antiguos que son enviados a la chatarra. Cuando el tractor más antiguo deja de funcionar y se tira a la chatarra, el rebaño de 20 tractores se convierte en un rebaño de 19 tractores.
El tejido productivo se encoge y la economía se descapitaliza progresivamente. Este es el proceso de 'consumo de capital' (Y quien consume el capital es el Estado, por supuesto)