M. Priede
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Messi, parábola del independentismo
Se va la estrella argentina del Barça en un momento en el que todo comienza a descomponerse en el club, después de haber hecho el ridículo en Europa, igual que le ha ocurrido al 'procés'
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27/08/2020 05:00
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Los mejores años de Messi han sido también los mejores años del independentismo catalán, de forma que el paralelismo tenía que guardar la simetría incluso en este final abrupto, la contundencia de una sentencia judicial que acaba con el separatismo y la frialdad de un burofax que cierra la etapa en el Barça del mejor jugador del mundo. Se va la estrella argentina del Barcelona en un momento en el que todo comienza a descomponerse en el club, después de haber hecho el ridículo en Europa, igual que le ha ocurrido al 'procés' independentista, en plena decadencia tras su estrepitoso final, que solo ha dejado una sociedad enfrentada y una decena de políticos sediciosos en la guandoca.
Como han hecho tantos esfuerzos por identificar el éxito del Barça con el vigor independentista, la salida de Messi, de esa forma, puede influir en el ánimo de una forma decisiva, como la gota que colma el vaso de las mentiras que se han engordado durante tantos años. Es verdad que la mayoría de los barcelonistas siempre ha rechazado la mera vinculación del club con el independentismo, como hizo Joan Manuel Serrat cuando escribió aquella carta, en el otoño de la revuelta independentista, en la que se mofaba sutilmente de la matraca catalana y centraba su interés en la renovación de Messi: “Pido disculpas por atreverme a aparcar por un breve rato el tema del ‘prucés’ que en todas sus posibles formas y modalidades ha ocupado nuestros periódicos, tertulias, telediarios e inclusive programas del corazón (…) Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema, como decía James Joyce”. Genial.
Messi comunica al Barça que quiere abandonar el club
Fue, precisamente, a raíz de aquel contrato de Messi que tardó demasiado tiempo en firmarse cuando se conoció que el futbolista argentino había incluido una cláusula en la que la entidad aceptaba que el jugador quedaba libre en el caso de que Cataluña declarase la independencia. No fueron pocos los esfuerzos por silenciar, o minimizar, aquella noticia que, una vez más, suponía un jarro de agua fría sobre la realidad distorsionada y falsa que durante años se había estado trasladando a la sociedad, en el sentido de que toda la comunidad internacional aplaudiría que Cataluña se convirtiera en una república y que, por supuesto, los principales intelectuales y artistas respaldarían la independencia.
La importancia de un leve gesto de Messi hacia el soberanismo catalán hubiera sido decisiva y, por eso, los líderes independentistas hablaban siempre como si Messi fuese uno más de la causa, el líder absoluto e indiscutible de una entidad como el Barcelona, convertido ya en un pilar fundamental del 'procés' soberanista. Como dijo Guardiola, enfático, en los años de la ‘hoja de ruta’, “por supuesto que el Barcelona debe jugar un papel importante en el 'procés”. Bartomeu lo hizo, se plegó a muchas de las exigencias del independentismo, pero, como siempre sucede en estas cosas, luego surge alguien más independentista, con más pureza de sangre, que aspira a quedarse con la poltrona, que es la operación que está en marcha para convertir el Fútbol Club Barcelona en un organismo independentista.
Uno de esos cómicos de la televisión autonómica catalana que hacen tantos chistes a favor de la causa bromeaba hace tiempo con la necesidad que tenía Puigdemont de recibir un gran apoyo internacional, a la vista de que pasan los meses, y pasan los años, y cada vez genera menos expectación y ofrece menos interés. En aquella broma, los cómicos barajaban varias alternativas y, al final, se decidieron por la más eficaz: convertir a Messi en político independentista y que, posteriormente, acabara también entre rejas; con ese impacto mundial, Puigdemont podría recobrar todo el protagonismo perdido, decían. Era una broma, pero solo porque el futbolista ha rechazado cualquier vinculación con el independentismo en todo momento, incluso con acciones que, de haber sido otro, se hubieran entendido como una provocación.
Como el día en que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, le concedió la cruz de Sant Jordi en reconocimiento a aquellas personas que “han prestado servicios destacados a Cataluña en la defensa de su identidad, especialmente en el plano cívico y cultural”. Eso ocurrió en mayo del año pasado y en aquel acto, abarrotado de independentistas, la estrella central era Messi. Llegaron los discursos encendidos y luego los gritos a favor de los presos, con todo el auditorio aplaudiendo menos Messi, que permaneció inmóvil. Por mucho menos, a otra persona lo hubieran saboteado al instante por ‘botifler’, pero era Leonel Messi, la estrella del Barça, el buque insignia del independentismo.
Fue el colega Arcadi Espada, brillante y provocador, el primero que estableció, en una entrevista de hace unos años, una vinculación entre el futbolista y la causa independentista: “Está clarísimo el paralelismo entre los éxitos deportivos y el 'procés'. Un equipo que llevaba 300 años perdiendo de repente empieza a ganar de forma apabullante con el mejor jugador que ha habido en el mundo, y eso llevó a una ficción colectiva. La gente que celebraba en las calles la Champions se creyó que la independencia era como ganar la Champions”.
Ahora que el Barça ha caído en la Liga de Campeones como ha caído, ahora que Messi ha dejado el club como lo ha dejado, es el electorado del independentismo catalán el que tiene que aprender la lección de lo ocurrido, la estrepitosa caída de todas las metas y todos los mitos que les inculcaron y que nunca existieron. La parábola se resume en una sencilla formulación: Messi es al catalanismo lo que Bartomeu al independentismo. Se va Messi, que es el que garantizaba los triunfos, y se queda Bartomeu, que pasará a la historia como uno de los peores presidentes del Barcelona. Se fue el catalanismo, el nacionalismo pragmático del que tanto beneficio ha sacado Cataluña históricamente, y se queda el independentismo yermo de gestión, de gobierno, consumido en su propia propaganda, ya cansada y cada vez más agotada.
Me quedo con esta frase tan rotunda: Como bien decía Valdano (que deja muchas frases para la posteridad...) Messi es Maradona todos los días.
Muy buen comentario de pepeleches
Rotundamente....no.
El récord de goles de la liga estaba en 38, que compartían Zarra y Hugo Sánchez. Una cantidad que parecía de otra época y otro fútbol. Messi lo ha superado en 3 ocasiones, llegando a meter 50 (un 30% más!). Pero es que otras 4 ó 5 veces se ha quedado a escasos goles de igualar el récord.
Para que nos hagamos una idea, Zarra o Hugo Sánchez en toda su carrera solo llegaron o superaron los 30 goles en otra ocasión aparte del récord. Messi lo ha hecho en 8 ocasiones. Sus números son absolutamente delirantes. Y de no haber coincidido con Cristiano Ronaldo (otro crack, pero a años luz...) hubiera sido insultante. Si es que no lo ha sido...
Ahora se está haciendo mayor, y se nota. Pero aún así este año, perdiéndose 5 ó 6 partidos por lesión y con un equipo desmoronado, ha seguido siendo el máximo anotador y el máximo asistente de la liga. Lo que demuestra que Messi al 60% y sin equipo sigue siendo mejor que los demás, tal es la diferencia
Y ya no es obviamente tan rápido, a su edad hay gente que se ha retirado ya. Y sus rivales lo conocen perfectamente, han probado 1.000 tácticas contra él. Cosa que por ejemplo en tiempos de Cruyff o Maradona no se hacía, ahora con los medios digitales el seguimiento de sus rivales es acojonante.
No, él ha dado el mismo rendimiento. O más, cuando se fue Xavi empezó a bajar al centro del campo y se ha convertido en el mejor asistente de la historia. O empezó a meter goles de falta hasta convertirse en el mejor lanzador del mundo.
La diferencia es que en la época de Xavi e Iniesta tenía unos buenos compañeros que también hacían muchas cosas, algo necesario para que un equipo salga campeón. Desde hace 3-4 años la táctica del Barça es 'dásela a Messi'.
Peor aún es lo de Argentina. Que ni siquiera se la dan. Simplemente por estar Messi (le he seguido todo lo que he podido) me he tragado bastantes partidos de la selección y es acojonante ver a Messi desesperado pidiendo la pelota y que ni supieran pasársela, ni te hablo de devolverle una pared cuando enfilaba hacia la portería.
Y aún así llegó a 3 finales. Un solo gol de Higuaín de los varios que falló estrepitosamente en esas finales hubiera hecho que Messi fuera proclamado oficialmente mejor jugador de la historia.
He visto jugar en directo a Maradona, los dos Ronaldos, a Ronaldinho, Zidane, a tropecientos tíos que se salían. Pero ninguno se le acerca. Eso de ver que coge la pelota en el centro del campo y tener miedo porque te das cuenta de que es peligroso para tu equipo, no tiene igual. Como no tiene igual la constancia y la frecuencia con la que lo ha hecho. Para que nos hagamos una idea, la mejor marca de Ronaldo 'el gordito' (que me encantaba!) de goles en un año sería la 7ª de Messi. Y sin ser delantero centro...
Tengo la 'suerte' de que mi equipo es de menos categoría y puedo disfrutar de todos los buenos jugadores independientemente de su camiseta. Pero como este hombre...ninguno, al menos que yo haya visto. Pero ni de cerca. A Maradona lo tenía en otro pedestal, era otra época en la que no se podía (ni de lejos...) hacer el mismo seguimiento que ahora. Y era más imaginativo y hasta más espectacular. Pero ni de lejos fue tan constante durante tantísimos años. Como bien decía Valdano (que deja muchas frases para la posteridad...) Messi es Maradona todos los días.
El problema de Messi ha sido la política. Tanto en Argentina con su eterna demagogia, como en el Barça. No sé yo hasta qué punto tiene que ver el nacionalismo, pero es increíble que hace unos pocos años un equipo tenga al mejor jugador de la historia, rodeado de la mejor generación de cantera (por volumen y cantidad) que haya tenido un club jamás, con los mayores ingresos del mundo, con la admiración del planeta entero, y que de ahí haya derivado en un equipo como el que es ahora, donde sin Messi los últimos 4 ó 5 años hubiera tenido problemas para clasificarse para la Champions y aún así han rascado ligas y copas.
Y es que es simple: Coutinho+Dembelé+Griezman casi 400 millones. Cuando todo esto termine, Bartomeu tendrá que exiliarse al extranjero unos años. Ahora encima está cometiendo la torpeza de intentar poner a Messi a los pies de los caballos. Y no se da cuenta de que él es un mindundi que es perfectamente olvidable, mientras los chavales de 20 años contarán dentro de 50 años a sus nietos 'yo vi jugar a Messi...'
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