La última vez que me la ***é fue hará cosa de un mes después de ir a una fiesta de guays en la que se bebió el agua de los floreros siguiendo las tradiciones eslavas al respecto, luego en casa, me costó, pero terminé ***ándomela en plan estrella de mar (lamentable). Y es una lástima porque es una tía espectacular con un tremendo cuerpazo y cuando le interesaba amando era tremenda (especialmente a cuatro patas daba unos golpes de cadera que hacía que me corriera como un monje franciscano).
Ahora me he agenciado otra novia un poco más joven, igual de maciza pero homéricamente más cachonda. Se amorra al pilón sin decirle yo nada y le va la marcha cosa mala. Estoy feliz cual perdiz. Sólo deseo no cagarla y aprovecharla al máximo. Es más, si pudiera la cambiaba a pelo por la otra pasara lo que pasara y me costara lo que me costara.
Si no te va a costar dinero, perfecto. Ahora bien, no te crees falsas expectativas porque, con el tiempo, todas convergen en el mismo punto.