Noticia: Las mujeres, las principales consumidoras de lectura: "leo 3 libros a la semana"

La literatura está feminizada porque son ellas las que compran libros. Todo lo que se escribe es acerca de mujeres comunes que son abordadas por un alfa orate que las ama como a cortesanas y les promete amor eterno, y luego hay una trama de asesinato o algo así. Las mujeres son así de guarras chanchas sucias y pilinguis

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Leer está sobrevalorado. Yo puedo leer muchísimas opiniones en foros, muchísimas páginas de divulgación científica y no toco una novela ni por asomo. La novela no aporta nada más que entretenimiento y algún dato real si es histórica. Las mujeres tienen mucho tiempo libre porque ya ni cocinan ni tienen hijos o familia.
Michel Houellebecq dice que la literatura no sirve para nada, que de lo contrario nunca habría existido “esa gente izquierdista que ha monopolizado el debate intelectual durante todo el siglo XX”, porque Dostoyevski ya la había desenmascarado al escribir Los demonios en 1872.

En el último tercio del siglo XIX gran parte de la alta y menos alta sociedad rusa, idiotizada por el liberalismo (occidentales), empezó a arrobarse con los revolucionarios (nihilistas), en una suerte de esnobismo suicida. Es lo que cuenta Dostoyevski en Los demonios.

Así se expresaba Dostoyevski en carta dirigida a su editor el 8 de abril de 1870, cuando estaba redactando Los demonios:

“Lo que escribo ahora es tendencioso. Quiero expresarme con fuego. ¡Ah, los nihilistas y occidentales vociferarán contra mí! ¡Me llamarán retrógrado! Pero, ¡que el diablo se los lleve, expresaré todo mi pensamiento!”

Efectivamente, cuando apareció la novela, fue atacado con saña por la prensa de izquierdas y por la liberal, “que en la época era mayoría y contaba con el fervor del pueblo” (Carlos de Arce).

En un pasaje de la novela, Verkhovenski, el cabecilla de la célula revolucionaria terrorista, dice:

“Tengo la cuenta de todos: el maestro que se ríe con los niños de su Dios y de su cuna, es de los nuestros. El abogado que defiende a un malo culto porque es más instruido que sus víctimas, a las que se ha visto obligado a apiolar para robarlas, es de los nuestros. Los jurados que absuelven criminales por un soborno, son de los nuestros. Los escolares que asesinan a un campesino para experimentar sensaciones extraordinarias, son de los nuestros. El procurador que tiembla de miedo ante el pensamiento de no parecer muy liberal, es de los nuestros. Añada a estos, los funcionarios, los escritores: muchos de ellos están con nosotros y no se dan cuenta. Por otra parte, la docilidad de los estudiantes y de los necios es absoluta; en cuanto a los profesores, están cargados de bilis.”


Que la literatura no sirve para nada también puede decirse respecto a la gente de demagogos que mienten todo el tiempo, como los magufos oficiales que han engañado a la plebe con la falsa esa época en el 2020 de la que yo le hablo y las falsas banderillas, porque Don Juan Manuel ya la había desenmascarado al escribir Los burladores que ficieron paño al rey en el siglo XIV; Cervantes, El retablo de las maravillas, en el XVII; Andersen, que se enteren hasta los niños, en el XIX.
 
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