Para un chaval trisómico que le encanta hacer cosas repetitivas de forma exacta una y otra vez un puesto en una cadena de producción es sencillamente genial. A esos lo que les importa es tener afecto, teniendo un bocata y un techo, el resto se la rezuma ampliamente.
Me todo desplegar un proyecto para una una lavandería industrial regida por discapacitados desde el director al último mozo y nunca he estado en una empresa con mejor ambiente laboral. Y no necesitaban subvenciones, gracias al perfeccionismo extremo de los mongolicos que tenían, los hoteles más lujosos de Madrid les inundaban a trabajo porque era imposible que dejaran una sola sabana con una arruga o un servicio de mesa con una mancha.
