Buenas noches!!
Llevo unos días muy, muy demigrantes.
Día demigrante 1. Ayer. Qué bien, un cuchillo gratis.
Paso por el súper a comprar cuatro cosas y mientras embolso lo que había comprado veo que en la cinta, escondido entre un par de bolsas, hay un hermoso cuchillo fagor precintado. Miro a lado y lado y mientras me aseguro de que nadie me ve y mientras silbo para demostrar al mundo que no voy a hacer nada para lo que uno requiera hacerse el despistado introduzco subrepticiamente el cuchillo en la bolsa. Pago 21 eurazos, me parece carísimo para lo poco que he comprado y me dirijo ufana a mi casa donde al sacar la compra y repasar la cuenta (sí, lo sé, la cuenta se repasa....) veo que por lo visto el cuchillo no había aparecido en la cinta sino en el carro y que lo puse yo en la cinta y lo pagué. 7 eurazos por un cuchillo que no necesitaba para nada.
Dia demigrante 2. Hoy. Decido bañar a la gata.
Y no se me ocurre nada mejor que meterme con ella en la bañera vacía para ir echándole el agua por encima poco a poco y que no me ponga toda la casa perdida. Me pego un resbalón con la gata en brazos, me caigo de ojo ciego en la bañera, ella se asusta y se me agarra con las uñas, me araña brazos y piernas, el telefonillo de ducha pierde la compostura y empieza a hacer eses poniéndome a mí, a la gata y a todo el cuarto de baño perdidos de agua. La gata salta de la bañera aullando y toda mojada y me pone perdida la habitación, se esconde debajo de mi cama donde encuentra algunas pelusas que procede a enganchar a su pelambrera revolcándose en ellas. 2 horas más tarde acababa de recoger todo el estropicioa y le pasaba a la gata unas toallitas con aloe vera para quitarle el polvo. Y que le den al baño.