Al echar alcohol al agua de cocinar lo que estás consiguiendo es cocinar a menor temperatura, ya que bajas el punto de ebullición de la mezcla. Esto propicia carnes más tiernas.
Eso sin contar los aromas y tal que cervezas, jereces, coñacs, y demás dejan en los guisos.
Me parece un poco chorra lo de evitar a toda costa el contacto con el alcohol de los críos. Por supuesto, a un bebé no, pero ¿a un niño? Creo que no es bueno que se enseñe una relación sana con el vino y las bebidas alcohólicas en casa, que previene insensateces en la adolescencia. Pero claro, será porque eso fue lo que hicieron conmigo, que yo probé el vino y la cerveza en la mesa, en familia, no en un botellón por ahí. Y es más, mi progenitora de toda la vida le ha echado un chorro de coñac a las tartas de cumpleañosa, y nunca se emborrachó ningún niño.