Europa es blanca y debe ser blanca, no entiendo porque diamantina considera a eso "racista".
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neցroS Y MULATOS EN LAS CUNAS FLAMENCAS
Los primeros esclavos jovenlandeses llegados al Bajo Guadalquivir lo hicieron durante el siglo XIV provenientes del reino de Granada.
La cantidad es difícil de determinar pero existe constancia documental de que durante el reinado de Enrique III (1393-1406) tenían permiso en Sevilla para reunirse los días festivos y celebrar sus cantes y bailes. A esta misma época se remonta la preocupación del arzobispo Gonzalo de Mena de la infiltración de cultos animistas, lo que se tradujo en la fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, vulgo Los jovenlandeses, en un arrabal a la salida de la ciudad.
Durante la segunda mitad del siglo XV el recrudecimiento de la guerra granadina incrementa el contingente esclavo en Andalucía occidental, tanto africano como mudéjar. Precisamente tenemos noticias de que en Jerez se reunían para cantar y bailar alborotadamente, con panderos, tabales y otros instrumentos, y hubo necesidad de disponer medidas de orden público para evitar las frecuentes peleas interétnicas en que solían acabar dichos encuentros. A la llegada de la reina Isabel a Sevilla en 1477 participan con bailes en el recibimiento en la puerta de la Macarena.
Tras la guerra de sucesión en Castilla, en 1479, el principal contingente esclavo africano procederá de Lisboa. Los portugueses monopolizaban por entonces el tráfico de esclavos procedentes de la costa del sur muy sur occidental (Angola, Guinea...) y
Sevilla se convertirá en el principal mercado de esclavos de Castilla y la segunda ciudad europea con mayor población del sur muy sur.
En un censo de 1565 consta la presencia de unos 6.500 neցros en la ciudad (aproximadamente el 7%) y 15.000 en todo el arzobispado. En censos basados en las actas bautismales, se refleja que en Cádiz, entre 1597-1650 había en torno a un 10% de población esclava, y en concreto un 8-9% de esclavos neցros.
A mediados y finales del siglo XVI será sensible en ambas ciudades la presencia de neցros procedentes de las Antillas.
Ya a mediados del siglo XVI aparecen los primeros neցros libertos, bien fueran liberados en vida de su amo (“carta de ahorría”) o por cláusula testamentaria. Tenían fama de dóciles y ufanos, estaban integrados en la familia, frecuentemente al cargo de los niños y gozaban de cierta libertad de movimientos, por tanto no extraña que en muchos casos se ganasen su libertad tras años de servicio.
En ocasiones sucedía que sus amos pasaban estrecheces económicas que les impedía sostenerlos por lo que liberaban a sus neցros para que pudieran buscar ingresos con los que pagar su manutención.
En la mayor parte de los casos acababan en inmersos en el submundo de la prespitación y el pillaje, razón por la cual se decretó en 1522 que los libertos residieran en arrabales extramuros de la ciudad.
Las principales comunidades en Sevilla estaban en la Calzada, el Campo de los Mártires, el barrio de la Mar y, sobre todo, en Triana. Aquí se relacionarán con moriscos asimilados y granadinos, con etnianos recién llegados y con gente del hampa en general. Semejante panorama se documenta en Cádiz y Jerez.
También consta que se seguían celebrando reuniones de neցros para el cante y el baile en la plaza Santa Mª la Blanca; por aquel entonces la antigua ****ría, rebautizada la Villanueva, acogía a muchos comerciantes ricos.
En las fastuosas fiestas del Corpus (por entonces considerada la fiesta urbana más multitudinaria de Europa) se documentan coreografías de neցros, los cuales solían acompañar también al Dragón y la Tarasca disfrazados de diablillos. El cronista deja constancia de la espectacularidad de las coreografías y bailes y la expectación que levantaban en el público sevillano.
De la segunda mitad del XVI datan las primeras reglas penitenciales concedidas a una cofradía en Sevilla, precisamente a la hermandad de los Ángeles. Por aquel entonces hay otras dos cofradías vinculadas a los jovenlandeses, la del Rosario en Triana (que sería el germen de la del Cachorro) y la de los mulatos en San Ildefonso (actual hermandad del Calvario). Bajo la advocación de la Virgen del Rosario o la de Nuestra Señora de los Reyes, proliferarán otras hermandades de neցros en Cádiz, Jerez, Málaga o Granada.
Curiosamente, estas cofradías tendrán mayor arraigo posteriormente entre la población etniana.
A principios del siglo XVII la proporción deja de crecer y se estabiliza para después disminuir dramáticamente en la segunda mitad de siglo. La causa probable es la peste de 1649 la cual mató a 60.000 personas, algo más de un tercio de la ciudad; es de suponer que la mortandad fuera mayor entre las clases humildes.
Los datos demográficos de finales del XVII y en el XVIII hablan de una disminución sensible de la proporción de población de color y un alza, si bien no compensatoria, de mulatos y etnianos. Las primeras generaciones de mulatos llegan como consecuencia del “andar entre neցros”, que es como peyorativamente se conocía al acto de mantener relaciones sensuales con las esclavas.
Ya desde finales del siglo XVI las actas bautismales reflejan el carácter poco agraciado del 90% de la población esclava de Sevilla y Cádiz. También empezó a ser frecuente el matrimonio mixto entre sirvientes de distintas razas. Cuando eran liberados muchos de estos mulatos se rejuntaban con neցros libertos, constando como de color su descendencia, pero cada vez fue más frecuente el mestizaje con la gente del arrabal, en especial con los etnianos. En más de una redada contra éstos se interpusieron quejas provenientes de neցros o mulatos amancebados, o simplemente avecindados, por ser metidos en el mismo saco.
Tras varias generaciones de entrecruzamiento en muchos de sus descendientes sólo quedó el pelo ensortijado y el apellido Moreno (apellido muy común hoy día en Andalucía occidental) como testimonio de su origen africano. Su presencia en Triana, Cádiz o Jerez (las tres principales cunas del cante y el baile flamenco) no debió ser silenciosa.