Pues estábamos dos amigos, la novia de uno de ellos y yo. Éramos amigos de quedar casi a diario los cuatro, además de mi novia de entonces y un par de amigos más. Pero los que estábamos ese día uña y carne por aquel entonces.
Volvíamos de cenar y como estábamos de vacaciones de navidad y aún era "temprano" (10:30 o así), les dije de ir a la playa del pueblo de al lado a seguir hablando de nuestras cosas. Uno de mis amigos y yo estábamos de exámenes y yo no tenía ninguna gana de estudiar al día siguiente, vaya...
Así que cogimos el coche y fuimos para allá. Conducía yo. Las pocas veces que he contado esta historia siempre digo ese detalle porque la gente a la que se lo he contado es de la máxima confianza y saben cómo soy. Dar ese detalle implica que estaba en plenas facultades (muy rara vez bebo y nunca he fumado, ni he consumido drojas) y esa gente sabe cómo soy.
Llegamos a la playa. Para que os hagáis una idea tengo que hacer una pequeña descripción del sitio. Es una playa relativamente grande del País Vasco. Tiene un pequeño paseo de unos 100 metros en su lado Oeste (entonces en obras por la ley de costas de Zapatero). Hacia el Este continúa la playa separada por un pequeño risco que "divide" la playa y es donde termina (a unos 20 metros) el paseo con una especie de plataforma avanzada. Las obras eran para una especie de barracones edificados en el paseo y reurbanización del mismo. El acceso a la plataforma y el final del paseo estaba cortado porque estaba todo levantado.
Para acceder al paseo hay una colina por donde se baja a la playa y donde hay un mirador desde el que se ve perfectamente la mitad Oeste de la playa.
Yo ya no vivo en la zona, pero por lo que parece, salvo las obras de entonces (ya acabadas), no ha cambiado mucho:
En aquel entonces no había farolas en el paseo, pero sí en el mirador. Era noche cerrada, parcialmente despejada y había luz de la luna, aunque no era llena.
Cuando llegamos al mirador, vemos a alguien (parecían un par de siluetas) en mitad de la playa, que por lo demás estaba desierta, con una linterna que emitía una luz muy blanca (tipo led). En principio no le damos importancia y zanjamos que serían unos pescadores. Me quedo apoyado en la barandilla mirando al mar, mientras seguimos hablando con normalidad. A los pescadores apenas los podía distinguir porque yo estaba en una zona perfectamente iluminada y no había luz natural suficiente como para ver lo que ocurría en la arena o el propio mar. Sirva como ejemplo que costaba poder ver el oleaje en detalle.
Empiezo a mirar a los pescadores fijamente porque había algo en la linterna que no encajaba. Cuando empecé a acomodar la vista a la poca luz, distinguí a un único tipo, parado en mitad de la arena, a unos 20 metros de la orilla, sin mover las piernas y moviendo el brazo con la linterna de forma repetitiva, como si estuviese haciendo señas a alguien. Seguido llamo la atención de mis amigos y les pido que miren y me digan lo que ven... Nos quedamos callados todos un rato mirando. Nos miramos alucinados y les digo "¿qué huevones es eso?". Mi mejor amigo, entonces, que siempre ha sido un poco loco, dice yo voy a bajar a verlo. Su novia y yo dijimos que igual no era buena idea y que nos quedábamos arriba. Así que bajaron, él y mi otro amigo. Pudimos ver cómo cuando bajaron al paseo y se quedaron en línea recta desde el paseo hasta el tipo a unos 50 metros, el tipo se giraba hacia ellos mientras seguía haciendo señales.
Pasaron un par de minutos y subieron comentando lo que habían visto entre ellos. Mi mejor amigo, me dijo tienes que bajar tú. Necesito que lo veas tú y lo expliques porque eso es rarísimo. Vamos abajo los cuatro y efectivamente. Vimos un "ser" antropomorfo que se ajusta muy bien a esa foto que habéis puesto antes, la primera de ellas. Se ajusta perfectamente a esa descripción. Estuve a pocos metros (30 aprox.) y sé perfectamente lo que vi, ahí no había luz y la vista la teníamos perfectamente acomodada. El tipo estuvo haciendo señas hacia nosotros constantemente. Pero entonces me percaté que no estaba solo. En la orilla había otro, sin luces, que caminaba sin parar y extraordinariamente rápido de un lado a otro en un segmento de unos 15 metros paralelo a la orilla. Nosotros de mientras comentábamos sin quitarle ojo al de la luz lo que estábamos viendo: la forma de la cabeza, el tronco ridículamente pequeño en proporción a sus muy largas extremidades y su altura (más de dos metros), la esbeltez de su figura y la aparente ropa que llevaban, muy ceñida y un tejido que no era mate.
Pues al de un rato, me percato que el acompañante de la orilla cada vez está más cerca de nosotros... Tanto, que empiezo a ver que viene derecho hacia nuestra posición en diagonal desde uno de los extremos del segmento en el que caminaba antes. Se lo hago saber a mis amigos y efectivamente... Venía. Salimos por piernas de allí y nuevamente desde el mirador vimos a los dos como si los hubiesen reseteado, haciendo lo mismo. Pudimos ver a un tercero en otro lado de la orilla ya antes de irnos.
Lástima de aquello no tener los móviles de hoy en día... Fuimos en otras dos ocasiones de noche con una cámara de vídeo de la época. De esas huevonudas de Sony con NightShot y una linterna de infrarrojos que hizo el otro amigo para aumentar la distancia de grabación de la cámara en modo nocturno. Desgraciadamente las otras veces que fuimos, nunca volvió a pasar.