La vaina esa se llamaba "escritura automática" y fue practicada por los surrealistas francess y por Carl Jung. Después pasó a los existencialistas afrancesados que empeñados en resolver sus dudas sin sentido vieron una oportunidad y una puerta abierta (como si fuera un nuevo portal dimensional) que quizá podría responder a ellas. Al final, después de emborronar sin sentido folios y folios, resmas y resmas, se dieron cuenta de que seguían teniendo las mismas dudas o más.
Respecto a la causa, y la causa de la causa (que a mi parecer y en este caso es lo verdaderamente importante) ya sabemos desde Tomás de Aquino que
La causa de la causa es la causa de lo causado o
causa causae causa causati o más precisamente
quicquid est causa causae, est etiam causa causati. Como sé que no te crees nada, puedes buscarlo y comprobarlo tu mismo. Y ahora, que venga
@Fígaro y demás incrédulos persistentes a rebatir o refutar a S. Tomás de Aquino que a mi hoy se me hace tarde... y yo por mi parte solo he contado lo sucedido.
Bueno, también hay quien dice que
La causa de la causa es la causa del mal causado, interpretable...
Lo único que aconsejo es que bajo ninguna circunstancia se haga la ouija, No la hagáis nunca.