Tengo un cuentakilómetros al que presto bastante atención, y por la acera no iría a más de 16km/h, más que nada porque es peligroso. Y en según que tramos donde se da la misma cosa, primer plato y piñón grande yendo poco menos que a 4 km/h (todo lo que sea para evitar echar un pie a tierra :
.
La niña de los huevones salió de una rampa que hay para minusválidos suicidas -porque apenas tendrá metro y medio de largo y casi un metro de alto-, en el lateral de unas ecaleras que van a dar a unos soportales, y totalmente oculta desde mi campo de visión porque nace/termina justo en la acera, y la tapa el muro de otro edificio. Esto lo podría ilustrar mejor con una foto, pero no tengo.
Si el "papá genial" o ciudadano modelo estuviera atento al tráfico peatonal y ciclista de alrededor, bastaría con decirle a la niña que no se lanzase sin mirar o que me hiciera una señal a mí para que frenase o me desviase, cosa que no hizo. Lo mismo me la comía yo que un tipo que pasase por ahí a pie.
No era mi intención provocar ni cuestionar las acciones de cada cual, y entiendo que los golpes duelen y afectan (aunque ya hace unos días, le deseo esté pronto plenamente recuperado, es usted un forero que aprecio) sino aportar al hilo mi grano en algo que conozco como es evitar accidentes de bici por ciudad (lo hago a diario :
.Los accidentes ocurren, pero a menudo podríamos hacer algo por prevenirlos y casos hemos visto en este hilo, en el que expertos en seguridad personal reconocen que no vieron venir el peligro hasta que fue tarde, su caso es para mi similar. El mandamiento, no verse sorprendido, ir atento. Por partes,
...en mi opinión, el cuentakilómetros en una bici distrae de lo que importa: el entorno y tu percepción de una velocidad adecuada teniendo en cuenta todo lo que puede fallar (y fallará). Le prestas "bastante atención" y esa atención la necesitas para prevenir accidentes. Cambios de marcha, distraen y fallan, procuro usar los mínimos y con cuidado, lejos de otros peligros. "Pies a tierra", todos los que hagan falta, más yendo por la acera, no me importa tener razón o una inercia preciosa, quiero llegar entero. Me paro y pacientemente sigo mi camino, que hay mucho simple suelto como has podido comprobar.
Chapuzas arquitectónicas y puntos neցros, al menos aquí a orillas del Mediterráneo, son la norma y no la excepción. "papás geniales" y "ciudadanos modelos" tampoco veo muchos, y desde luego, no confío en que aparezcan en mi ruta, sino más bien incivismo, inconsciencia, ley de la jungla y "hago lo que me sale" a mogollón, eso son las calles por aquí.
A propósito, mis dos últimos accidentes, o más bien incidentes, uno este año y otro el anterior fueron con "modélicos" policías municipales, uno de ellos fuera de servicio (música a todo trapo y hablando con su hija, se saltó dando bien de gas el paso de peatones por el que yo circulaba montado a velocidad peatón, lo vi a tiempo y sólo me dejó la rueda delantera hecha un ocho) y el otro con una moto de patrulla que arrancó con el semáforo en rojo en pleno día en uno de los más concurridos pasos de peatones de la ciudad. Frené a tiempo (fortísimamente) y encogí la funda del cable de freno,quedó inservible y yo con un buen susto. Que fastidia tener un accidente y es un plus un enérgumeno como el que te encontraste, pero sé que en mi caso, ambos incidentes pude haberlos evitado de haber estado más atento y con menos prisas, nada más. Y no circulo despacio en promedio, hago unos tiempos muy "deportivos" por la ciudad, llegando antes que moteros y automobilistas incluso de noche sin tráfico, pero no recorto segundos a costa de mi seguridad y supervivencia.
Sobre lo de las rutas que conocemos bien por hacerlas cada día, hoy leía
la aventura de Fran Pardo para El Confidencial, que con 43 años y sin haber cogido nunca una moto, se cruza África en una de 1989 y sin GPS "que es de nenas", relato que me ha fascinado por su inseguridad casi máxima, rayando en la inconsciencia, y que debe ser alguien afortunado, ya que contra casi todo pronóstico ha finalizado su aventura exitosamente. En sus palabras:
Uno de los principales motivos por los que he llegado a Ciudad del Cabo ha sido por los consejos de un aventurero de los de verdad, Miguel Ángel Anta, y si algo me ha enseñado y he comprobado en mis propias carnes es que “nuestra confianza es nuestra mayor enemiga”
La primera causa de accidentes, el exceso de confianza.
Le vuelvo a desear una completa recuperación y que pueda contar muchas más aventuras, y un saludo a usted y al resto de participantes en este
jran hilo.