Luego nos dirás que fue lo que les dijiste a esos padres.
Antes de nada, debo aclarar que se trataba del típico padre que conoce de los actos de su hijo y no los corrige, alegando que "su el otro es una nenaza que no aguanta unos cuantos palos, que se aguante". No se trata de una persona que no sepa, de buena fe, que su hijo es un animal, sino que el lo es primero.
Simplemente le comenté el (con poca gracia) hecho de la existencia de gente muy mala en España que hace cosas igualmente malas y criminales por cierta cantidad de dinero, y que, para mayor mal de todos, tienden a ser tan eficientes que nunca se les atrapa, puesto que no dejan rastro.
Por algún motivo que no llego a entender, lo que no era más que la exposición de una situación muy desagradable y que, como ciudadano cumplidor de las leyes, condeno, desprecio y ayudaré a perseguir enérgicamente, debió tener efecto en esa persona, puesto que los ataques cesaron de inmediato. Es curioso como la gente malinterpreta las palabras.
Pero ahora supongamos que tú fueses la víctima, supongamos que tú fueses el quinceañero hijo de un padre progre-iluso al que acosan los matones del instituto, y supongamos que un día decides ponerle fin.
Cuéntanos que harías.
Un padre progre no es capaz de ver mas allá de sus narices, no haría nada, del mismo modo que la feminista que va a Oriente Medio no hace nada cuando un grupo de lugareños la
multiculturaliza.