Soy consciente de ello. Es devastador. La semana que trabajo, que intento dormir de día, me resulta muy difícil. Cuatro horas, como mucho y alguna hora suelta en el trabajo, pero eso es casi peor. Esa semana me muevo como drojado de día. En el curro estoy bien.
Cuando no trabajo, no paro de hacer cosas. Tengo una vida intelectual intensa y siempre hay algo interesante pendiente. Además de la intendencia, puesto que vivo solo. Así que llega la noche y me pilla con algo entre manos que no puedo dejar y me dan la una y las dos luchando contra el sueño. Caigo rendido y a las seis de la mañana ya me es imposible seguir durmiendo. Por el día suelo estar despejado. Una locura. He dejado de beber por semana, pero no me sabe a nada la comida.
Hasta hace poco cuidaba a mi progenitora demenciada casi en exclusiva y era un no parar. Una persona se quedaba con ella cuando yo iba de noche, pero el resto lo hacía yo todo porque no me gusta tener extraños en mi casa.
Debería pasarme a trabajar de mañana pero ya solo me queda un año y no me merece la pena.
En el sector sanitario trabajan entre millón y medio y dos millones de personas, cuya mayoría trabajan de noche. Además hay millones más en otros sectores. No sé si hay algún estudio riguroso sobre cómo influye esto a la esperanza de vida. No me creo los artículos que leo. Son contradictorios. Como casi todo en salud.