Desarrollar un expresión artística, la que sea, tocar un instrumento, pintar, escribir novelas, ensancha el alma y el intelecto.
A menudo eso te salva la vida.
Independientemente de la facilidad que uno tenga, hacerlo, por amor a la cosa, es uno de los ejercicios espirituales más sanos que existen.
Aprender a tocar un instrumento ayuda a ESCUCHAR MEJOR la música, a entenderla mejor, a valorarla mejor.
El oído musical es algo que se desarrolla, un músculo... no es un don divino.
El talento lo mismo, es algo que se desarrolla, que se entrena, no tanto un don divino con el que la gente nace.
La gente que ni lo intenta... no suele entender esto.
No es que Paco de Lucía tuviera talento, es que desde niño practicó 40 horas al día. Lo mismo vale para todos los talentosos de la Historia.
En cualquier caso: no se trata de tocar como Paco. Se trata de dar salida a una forma de expresión humana.
