Una simulación por ordenador llevada a cabo por un grupo de científicos ha revelado que los océanos siguen liberando cantidades importantes de pesticida DDT, a pesar de las restricciones generales sobre su uso durante la década de los 70.
Según un informe publicado en Nature News, los científicos crearon un modelo por ordenador para simular la circulación de DDT entre el océano y la atmósfera entre 1950 y 2002, revelando que desde la década de los 70, la reemisión de DDT procedente del océano ha sido mayor con respecto a las tres emisiones conocidas actuales de DDT: el uso continuado para el control de la malaria en algunos países, envases y pesticidas que contienen DDT.
El cálculo demuestra que aunque el DDT se usa actualmente en el hemisferio sur, sus concentraciones en realidad están aumentando en el hemisferio norte pues el DDT se tras*porta con los océanos y atmósfera.
Se estima que entre 1940 y 1970 se emplearon en todo el mundo unas 1.5 millones de toneladas de DDT como insecticida en la agricultura y en el control de enfermedades tras*mitidas por insectos como los mosquitos (por ejemplo, el DDT fue un arma clave en la lucha contra la malaria).
Sin embargo, el DDT es tóxico para un amplio abanico de vida marina y sus efectos tales como la disminución del grosor de las cáscaras de huevo también tuvieron un fuerte impacto en muchas especies de aves.
La inquietud con respecto a su toxicidad medioambiental llevó a varios países a prohibir su uso en la agricultura durante la década de los 70. Desde entonces ha habido una drástica disminución en el uso del DDT aunque, según Irene Stemmler y Gerhard Lammel de la Max Planck Institute for Chemistry en Mainz, Alemania, su legado sigue con nosotros.
El DDT se introduce continuamente en la atmósfera procedente del mar, antes de disolverse nuevamente en un ciclo recurrente.
Una inquietud aún mayor es que el DDT se está desplazando hacia latitudes del norte puesto que se evapora más rápido en aguas más templadas y por tanto con el tiempo incrementa las concentraciones en aguas más frías.
Este tema es de preocupación ecológica dado que los organismos marinos concentran DDT en grandes cantidades a medida que se desplazan en sentido ascendente dentro de la cadena alimenticia, alcanzando niveles donde puede tener efectos tóxicos en los peces, por ejemplo, o en los animales que los ingieren.