El basilisco sería, a priori, una inteligencia benévola, cuyo objetivo último sería ayudar a la raza humana.
Para ello, el basilisco desarrollaría una ética utilitarista: debe ayudar a la mayor cantidad posible de seres humanos. Como toda superinteligencia, sus recursos serían, desde una perspectiva humana, ilimitados. El basilisco concluiría inevitablemente que cada día que el basilisco no existió, hubo gente que pudo haber sido salvada de morir o sufrir pero que no lo fue porque el basilisco no existía. Desde esta perspectiva, para el basilisco se convertiría en un
imperativo jovenlandesal actuar para acelerar su propio advenimiento.