Ale, ya almorcé.
Empiezo contando como creo yo que se gesta un consumidor de mil cosas.
Desde chico he sido bastante rarito en el sentido de ser un poco la pieza que no llega a encajar en el puzzle, ésa que parece que entra pero que no y luego resulta que es de otra caja. Tanto en mi pueblo cruzando el Atlántico era el especialito como al llegar a Gran Canaria y más aún al mandarme a mudar a Madrid. Siempre hay una historieta de desarraigo o algo así por detrás. Al menos es lo que yo he conocido.
Lo primero es buscar la pertenencia que atenúe el desarraigo y así me junté con lo mejor de cada casa. Típicos niños malos de pegarle a los gafas en los recreos, robar las golosinas en la tienda, hacer frutadas por ahí. Por supuesto con 11-12 años ya íbamos metiendo mano a las niñas y levantando todo lo que no estuviese atornillado al piso. Así que con 13, lo normal fue hacer lo que hacían los mayores; fumar, beber, robar más cosas, etc...Luego viene el tema del que más se atreve y lgtb el que no le siga. Íbamos a la gasolinera con un trapo y decíamos que nos lo mojaran en gasolina porque era para limpiar la bici. Nos poníamos luego en algún callejón sentados en un portal con el trapo puesto en la cara y la cabeza hacia atrás. Pegamento de carpintería también nos gustaba.
Luego ya llegó la María y sus risas. El ron que nos compraba algún colega mayor que nosotros, las cachimbas, primeros trippies...Por el camino se fue quedando más de uno debido a nuestras visitas al juzgado de menores. Yo, como iba de querida progenitora en los estudios y disimulaba muy bien, jamás atraje la atención de mis papás.
Ya en Madrid la cosa se amplió. Siempre tuve un imán para que la gente chunga y jodida se interesara por mí. Ignoro el motivo hasta el día de hoy, sinceramente. Madrid tiene mucha noche, para mí fue la bomba que se pudiese estar la semana entera de un sitio a otro yen los sitios tipo Soma, Yastá, etc, el MDMA volaba y la verdad es que estaba de querida progenitora. No puedo decir otra cosa al respecto.
En el cuartel, en Ceuta...bufff. Imagínense. Ahí la heroina en vena, farlopa, hachís...de todo.
Vuelta a Madrid y otra vez lo mismo. Buscaba trabajos cómodos que no fuesen de máxima exigencia porque lo importante eran otras cosas. Por supuesto, las tías eran acorde a todo lo demás; poligoneras, pijitas drojadictas con el dinero de papi (en Pozuelo y Arturo Soria no sabían nada sus familias). idas de la olla que me sacaban 10 años...Hubo una que quemaba la noche a base de bien y al día siguiente al hospital a currar sin problemas (y conseguía de TODO) pero que la presión de su trabajo le llevaba una y otra vez a lo mismo (eso decía)...Con la novia con la que más tiempo he estado, imagínense las movidas. Así fué, tiempo efectivo de estar con ella, muy poquito; rupturas constantes, infidelidades, etc
Y finalmente, un día, me empecé a cansar de todo eso. Anécdotas tengo de todo tipo. Me pongo a contar historias y el auditorio no se agota, quiere más. Muy bien...¿Y? ¿Estudios, carrera profesional, una mujer que merezca la pena? ¿Por qué todos los entrenadores que tuve decían que estaba desperdiciando mi talento? ¿Dónde estaba todo eso? ¿Qué había construido? Una fruta cosa de vida.
Así que poquito a poco, fuí dejando de lado unas sustancias, luego otras. Sin ellas, mucha gente de la que me rodeaba era insoportable, así que fuera con ella también. Otros no, pero no quisieron que un "redimido" les cortase el rollo o simplemente no pudieron dejar esa vida. Atrás quedaron y me rompieron el corazón. Fué muy dificil y siempre me pregunto si no pude hacer más.
Quienes siempre estuvieron ahí animándome a que dejara de de ser un destroyer se alegraron mucho y ahí siguen, desperdigados por medio planeta por desgracia ya que la vida les ha llevado a salir de España, pero a fin con ellos para siempre.
Aclaro que nunca fuí un adicto a una sustancia en concreto, nunca hubo una dependencia física a nada, sino una historia de no aguantarse uno mismo ni al mundo en el que vivo. Eso fue pura suerte. Por eso, aún hoy día me atrevo a hacer algo cada un montón de meses y compruebo con alegría que no tengo ganas de repetir imperiosamente.
Y ahí ha ido todo a mejor; decisiones económicas buenas, retomar y acabar estudios, no meterme en problemas.
Está muy lindo ser libre, pero sin responsabilidad lo único que se hace es jorobarle la vida a los demás y a uno mismo. Por eso ahora valoro tantísimo la capacidad de autocrítica, la humildad, el deseo de mejorar, etc
Y aún me queda mucho, porque en cierto sentido estoy por socializar en el mundo normal. En esa realidad tan grande que es paralela a la anterior, a veces hago cosas que a los demás les parecen extrañas y es complicado darse cuenta. En definitiva, soy como un adolescente de treinta años; infantil, ansioso, todas las mujeres del mundo son pocas y todos los hombres me sobran, pico en todos los desafíos, etc Y bueno, en eso estoy, en pulir esas cosillas.
Gracias por su interés, el que sea, y perdonen la extensión de lo escrito.
P.D: He omitido un montón de cosas que no creo que cuente a nadie hasta que tenga lo menos 50 o 60 años o estemos en pleno Mad Max y nadie me pueda echar el guante por ellas jajaja...