I. de A.
Madmaxista
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HISTORIA
LOS CRÍMENES DE LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA (1936-37) EN VALLECAS
MÁS DE 700 ASESINATOS CONSTITUYEN LA HUELLA DE LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA (1936-37) EN VALLECAS, 515 MATANZAS INDIVIDUALES O DE PEQUEÑOS GRUPOS MÁS LA DEL TREN DE LA fin
24 FEBRERO, 2018 CENTROEUROPA DEJA UN COMENTARIO
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El 21 de abril de 2011 publiqué en el blog Paracuellos’96 (cuyo texto, despojado del nombre de su autor, sigue exhibiendo indebidamente el Grupo Intereconomía), este estudio sobre las matanzas de la Revolución Española en Vallecas. En el contexto actual (24 de febrero de 2018) se lo dedico a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, para que reflexione sobre el daño a la justicia y a la convivencia que supone su pretensión de “honrar” la memoria de los fusilados en la posguerra, sin tener en cuenta que algunos puedan ser asesinos convictos y confesos.
Matanzas en Vallecas
El 22 de agosto de 1939, el alcalde y el secretario del Ayuntamiento de Vallecas firmaban la última de las 72 páginas en las que se fueron consignando los datos conocidos de las personas asesinadas durante la “dominación roja” en el municipio vallecano (Causa General, legajo 1508, expediente 3). No aparece ninguna de las víctimas del Tren de Jaén, pero sí otras 516 (477 hombres y 39 mujeres) asesinadas entre el 21 de julio de 1936 y el 23 de octubre de 1937 (ver lista con los datos de cada uno). Sólo 15 de estos asesinatos fueron cometidos en 1937, y de ellos nueve en enero, cuatro en febrero, uno en marzo y el último en octubre. El 94% de ellos (483) se cometieron en las 19 semanas (133 días) comprendidas entre el 21 de julio y el 1 de diciembre de 1936, lo que supone un ritmo de 3,63 asesinatos al día, 25 a la semana y casi 109 al mes. La distribución a lo largo de esas semanas es la siguiente:
Asesinatos en Vallecas por semanas.
Las semanas con mayor número de asesinatos se corresponden, a grandes rasgos, con los días más sangrientos: el 28 de septiembre (20 asesinatos), los días 3 y 4 de octubre (12 y 11 asesinatos respectivamente) y, tras la disminución debida a que hubo una semana entera sin ningún asesinato (11 al 17 de octubre, ambos inclusive), y de otras dos semanas donde hay que resaltar los 13 asesinatos del 31 de octubre (que, sin embargo, no elevan la semana en que se incluyen por encima de la media), se alcanzan dos nuevos máximos semanales debidos a los 14 asesinatos del 7 de noviembre, y los 16, 22 y 12 de los días 9, 10 y 11 del mismo mes de noviembre. Si la división por semanas, en vez de hacerse de martes a lunes (por ser martes el primer día del cómputo, 21 de julio), fuera de jueves a miércoles, la semana del 5 al 11 de noviembre registraría un récord de 86 asesinatos. Del mismo modo, contando las semanas de lunes a domingo, se registran 70 asesinatos entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre.
El segundo pico en cifras máximas de asesinatos parece tener cierta relación con las 33 sacas de presos y las correspondientes matanzas de Paracuellos, que comenzaron el 7 de noviembre. En cierto sentido, sin embargo, precede y está al margen de esas sacas, ya que se registran cifras por encima de la media el 31 de octubre (13 asesinatos), y los días 5 y 6 de noviembre (8 asesinatos cada día). Además, hubo “sacas” que terminaron en matanzas en Paracuellos los días 7, 8, y 9 de noviembre (salvo el 8, coinciden como hemos visto con altas cifras de asesinatos en Vallecas), pero no hubo más sacas hasta el 18 de noviembre, y en cambio en Vallecas se registró la cifra máxima diaria de asesinatos el 10 de noviembre, y un cifra elevada (12) el día 11.
Los datos de fines de octubre y noviembre sugieren, por tanto, que los asesinatos de Vallecas no dependen exactamente de las sacas de Paracuellos, y en todo caso que éstas no frenan los asesinatos. Una hipótesis es que ambos fenómenos tuvieran una fuente común. ¿Y qué decir de los anteriores máximos, registrados a fines de septiembre y comienzos de octubre?
Para comprobar la fuente común no basta esta documentación, hay que acudir a la documentación de la Causa General sobre las Checas y entonces se comprueba que, quienes operaban en Vallecas eran agentes de la Dirección General de Seguridad (comúnmente llamados “milicianos” como si actuaran espontáneamente; pero el que fueran incluso delincuentes comunes excarcelados, no quita nada de importancia al dato de que contaban con autorización, acreditación, y vehículos proporcionados por la Dirección General de Seguridad: en el caso de Vallecas, eran agentes de la Checa de Bellas Artes, más tarde de Fomento, constituida por el Director General de Seguridad y todos los partidos políticos el 4 de agosto como tribunal permanente que decidía sobre la suerte de todos los apresados en Madrid, y ello hasta su disolución por Carrillo. De modo que Vallecas era el “matadero” donde traía sus víctimas una de las partidas de agentes de esta Checa; entre los muertos de vez en cuando aparece un vallecano, pero la mayoría eran de fuera.
La edad de las personas asesinadas revela que el motivo de los crímenes no tenía relación con la posible participación de los asesinados en la guerra. El bando franquista no llamó a filas al reemplazo de 1930 (28 años) hasta mayo de 1937, y al de 1929 (29 años) hasta septiembre. Éste no fue llamado en la zona republicana hasta marzo de 1938. Pues bien, sólo el 21% de los asesinados era menor de 30 años, y en cambio los mayores de 40 son más de la mitad (51% de las personas cuya edad se conocía o aparece estimada). Sólo para una tercera parte (172) de las 515 personas asesinadas se registra su edad, mientras que para casi el 63% (323) se da una edad aproximada. La media de edad de los 476 varones (92,4% del total) y 39 mujeres (7,6%) asesinados supera los 42 años para aquellos cuya edad se conoce y los 41 para aquellos en los que se hace una estimación.
Asesinados en Vallecas, por grupos de edad.
En cuanto a la profesión de los asesinados, este dato aparece en casi un tercio de los casos (161, 31,3%). La distribución porcentual es la siguiente:
Asesinados en Vallecas, por profesión.
Un somero vistazo nos sugiere que los asesinatos poco tienen que ver con la guerra, y sí con la criminalidad común: la profesión más representada es la de industrial o propietario. En realidad, deberían serlo las profesiones liberales, de las que he desgajado la de abogado. También habrían podido desgajarse de ellas siete ingenieros (seis más un perito agrícola). Mientras que los asesinatos de militares y sacerdotes o religiosos, junto con los industriales y propietarios, satisfarían el tópico de la tríada asumida por el banco republicano como sus enemigos mortales (en este caso, mortales porque se les da fin), convendría destacar el resto de profesiones cuyas muertes resultan inexplicables dentro de ese tópico, y que constituyen poco más o menos la mitad del conjunto: estudiantes, abogados, jornaleros y labradores, funcionarios, empleados y dependientes, obreros (cinco de ellos de la imprenta) y jubilados (dos de éstos eran militares). La conclusión es que nadie estaba a salvo de la matanza. Si, como apuntaba al principio, el robo parece uno de los objetivos principales, quizá se entienda mejor la particular saña contra los abogados.
Hasta el 27 de noviembre de 1947, sólo las familias de cuatro de estas 515 personas habían pedido la exhumación de los cadáveres, para inhumarlos en otro cementerio. Las exhumaciones fueron autorizadas y se realizaron, con éxito, los días 21 de enero y 10 de marzo de 1942 (Causa General, legajo 1536, expediente 8, folios 7 a 19).
HISTORIA
LOS CRÍMENES DE LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA (1936-37) EN VALLECAS
MÁS DE 700 ASESINATOS CONSTITUYEN LA HUELLA DE LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA (1936-37) EN VALLECAS, 515 MATANZAS INDIVIDUALES O DE PEQUEÑOS GRUPOS MÁS LA DEL TREN DE LA fin
24 FEBRERO, 2018 CENTROEUROPA DEJA UN COMENTARIO
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El 21 de abril de 2011 publiqué en el blog Paracuellos’96 (cuyo texto, despojado del nombre de su autor, sigue exhibiendo indebidamente el Grupo Intereconomía), este estudio sobre las matanzas de la Revolución Española en Vallecas. En el contexto actual (24 de febrero de 2018) se lo dedico a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, para que reflexione sobre el daño a la justicia y a la convivencia que supone su pretensión de “honrar” la memoria de los fusilados en la posguerra, sin tener en cuenta que algunos puedan ser asesinos convictos y confesos.
Matanzas en Vallecas
El 22 de agosto de 1939, el alcalde y el secretario del Ayuntamiento de Vallecas firmaban la última de las 72 páginas en las que se fueron consignando los datos conocidos de las personas asesinadas durante la “dominación roja” en el municipio vallecano (Causa General, legajo 1508, expediente 3). No aparece ninguna de las víctimas del Tren de Jaén, pero sí otras 516 (477 hombres y 39 mujeres) asesinadas entre el 21 de julio de 1936 y el 23 de octubre de 1937 (ver lista con los datos de cada uno). Sólo 15 de estos asesinatos fueron cometidos en 1937, y de ellos nueve en enero, cuatro en febrero, uno en marzo y el último en octubre. El 94% de ellos (483) se cometieron en las 19 semanas (133 días) comprendidas entre el 21 de julio y el 1 de diciembre de 1936, lo que supone un ritmo de 3,63 asesinatos al día, 25 a la semana y casi 109 al mes. La distribución a lo largo de esas semanas es la siguiente:
Asesinatos en Vallecas por semanas.
Las semanas con mayor número de asesinatos se corresponden, a grandes rasgos, con los días más sangrientos: el 28 de septiembre (20 asesinatos), los días 3 y 4 de octubre (12 y 11 asesinatos respectivamente) y, tras la disminución debida a que hubo una semana entera sin ningún asesinato (11 al 17 de octubre, ambos inclusive), y de otras dos semanas donde hay que resaltar los 13 asesinatos del 31 de octubre (que, sin embargo, no elevan la semana en que se incluyen por encima de la media), se alcanzan dos nuevos máximos semanales debidos a los 14 asesinatos del 7 de noviembre, y los 16, 22 y 12 de los días 9, 10 y 11 del mismo mes de noviembre. Si la división por semanas, en vez de hacerse de martes a lunes (por ser martes el primer día del cómputo, 21 de julio), fuera de jueves a miércoles, la semana del 5 al 11 de noviembre registraría un récord de 86 asesinatos. Del mismo modo, contando las semanas de lunes a domingo, se registran 70 asesinatos entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre.
El segundo pico en cifras máximas de asesinatos parece tener cierta relación con las 33 sacas de presos y las correspondientes matanzas de Paracuellos, que comenzaron el 7 de noviembre. En cierto sentido, sin embargo, precede y está al margen de esas sacas, ya que se registran cifras por encima de la media el 31 de octubre (13 asesinatos), y los días 5 y 6 de noviembre (8 asesinatos cada día). Además, hubo “sacas” que terminaron en matanzas en Paracuellos los días 7, 8, y 9 de noviembre (salvo el 8, coinciden como hemos visto con altas cifras de asesinatos en Vallecas), pero no hubo más sacas hasta el 18 de noviembre, y en cambio en Vallecas se registró la cifra máxima diaria de asesinatos el 10 de noviembre, y un cifra elevada (12) el día 11.
Los datos de fines de octubre y noviembre sugieren, por tanto, que los asesinatos de Vallecas no dependen exactamente de las sacas de Paracuellos, y en todo caso que éstas no frenan los asesinatos. Una hipótesis es que ambos fenómenos tuvieran una fuente común. ¿Y qué decir de los anteriores máximos, registrados a fines de septiembre y comienzos de octubre?
Para comprobar la fuente común no basta esta documentación, hay que acudir a la documentación de la Causa General sobre las Checas y entonces se comprueba que, quienes operaban en Vallecas eran agentes de la Dirección General de Seguridad (comúnmente llamados “milicianos” como si actuaran espontáneamente; pero el que fueran incluso delincuentes comunes excarcelados, no quita nada de importancia al dato de que contaban con autorización, acreditación, y vehículos proporcionados por la Dirección General de Seguridad: en el caso de Vallecas, eran agentes de la Checa de Bellas Artes, más tarde de Fomento, constituida por el Director General de Seguridad y todos los partidos políticos el 4 de agosto como tribunal permanente que decidía sobre la suerte de todos los apresados en Madrid, y ello hasta su disolución por Carrillo. De modo que Vallecas era el “matadero” donde traía sus víctimas una de las partidas de agentes de esta Checa; entre los muertos de vez en cuando aparece un vallecano, pero la mayoría eran de fuera.
La edad de las personas asesinadas revela que el motivo de los crímenes no tenía relación con la posible participación de los asesinados en la guerra. El bando franquista no llamó a filas al reemplazo de 1930 (28 años) hasta mayo de 1937, y al de 1929 (29 años) hasta septiembre. Éste no fue llamado en la zona republicana hasta marzo de 1938. Pues bien, sólo el 21% de los asesinados era menor de 30 años, y en cambio los mayores de 40 son más de la mitad (51% de las personas cuya edad se conocía o aparece estimada). Sólo para una tercera parte (172) de las 515 personas asesinadas se registra su edad, mientras que para casi el 63% (323) se da una edad aproximada. La media de edad de los 476 varones (92,4% del total) y 39 mujeres (7,6%) asesinados supera los 42 años para aquellos cuya edad se conoce y los 41 para aquellos en los que se hace una estimación.
Asesinados en Vallecas, por grupos de edad.
En cuanto a la profesión de los asesinados, este dato aparece en casi un tercio de los casos (161, 31,3%). La distribución porcentual es la siguiente:
Asesinados en Vallecas, por profesión.
Un somero vistazo nos sugiere que los asesinatos poco tienen que ver con la guerra, y sí con la criminalidad común: la profesión más representada es la de industrial o propietario. En realidad, deberían serlo las profesiones liberales, de las que he desgajado la de abogado. También habrían podido desgajarse de ellas siete ingenieros (seis más un perito agrícola). Mientras que los asesinatos de militares y sacerdotes o religiosos, junto con los industriales y propietarios, satisfarían el tópico de la tríada asumida por el banco republicano como sus enemigos mortales (en este caso, mortales porque se les da fin), convendría destacar el resto de profesiones cuyas muertes resultan inexplicables dentro de ese tópico, y que constituyen poco más o menos la mitad del conjunto: estudiantes, abogados, jornaleros y labradores, funcionarios, empleados y dependientes, obreros (cinco de ellos de la imprenta) y jubilados (dos de éstos eran militares). La conclusión es que nadie estaba a salvo de la matanza. Si, como apuntaba al principio, el robo parece uno de los objetivos principales, quizá se entienda mejor la particular saña contra los abogados.
Hasta el 27 de noviembre de 1947, sólo las familias de cuatro de estas 515 personas habían pedido la exhumación de los cadáveres, para inhumarlos en otro cementerio. Las exhumaciones fueron autorizadas y se realizaron, con éxito, los días 21 de enero y 10 de marzo de 1942 (Causa General, legajo 1536, expediente 8, folios 7 a 19).