Smiling Jack
Madmaxista
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PROLOGO: Incepción del hilo
Estimados correligionarios, opositores y mediopensionistas:
Una vez más me veo asediado por mi precaria condición de salud, y por ende relegado a hipotecar mi salud futura para poder recuperar un razonable bienestar presente. O en román paladino, me he tenido que apipar a prednisona.
Los que vengáis del (larguíiiisimo) hilo de Adrenocromo sobre comer menos azúcar y harinas tal vez sepáis que este verano, de la mano del hilo y sus foreros, del Dr. Jason Fung y otros blogueros con trasfondo razonablemente científico, me he sometido a un cambio radical de estilo de vida y alimentación que (como era de esperar) ha supuesto el consiguiente cambio radical en mi aspecto, mi bienestar personal y mi equilibrio mental y emocional: arrancando de una dieta cetogénica "clásica", fui abrazando poco a poco algunos de los conceptos "paleo", fui metiendo ejercicio diario (poco, siempre he sido un flojo) a mi sedentaria vida, y como colofón y guinda descubrí la etiología de la obesidad, los motivos por los que todas las dietas fallan (pese a que con todas se pierde peso), y la forma óptima de soltar lastre, el ayuno.
Y cuando ya vislumbraba en el horizonte un peso saludable, una composición corporal atlética (más que en mi vida, acariciaba un porcentaje de grasa del 15-16%) y una vida de salud y bienestar, reapareció (sospechosamente de la mano de una cena de empresa intensiva en harinas y azúcares) mi vieja dolencia intermitente que, como Satanás, ha tenido muchos nombres y juraría que todavía no han dado con el bueno: FOD (que son las siglas de fiebre de origen desconocido, qué cachondos son los matasanos), Still, Behçet, Sarcoidosis, Poliarteritis Nodosa, y en los tiempos recientes y abandonando el campo de la autoinmunidad por el de la autoinflamación, un trastorno inflamatorio aún sin etiquetar de posible origen genético.
¿La solución? Hasta hoy, sólo ha habido UNA que funcione, los corticoides.
Desolación. Fung decía explícitamente en su blog que los corticoides engordan (cosa que sabemos todos los que los sufrimos) precisamente por el efecto que tienen sobre la sensibilidad a la insulina.
Y que no sólo engordan, sino que asfaltan el camino hacia la obesidad duradera y hacen muy difícil si no imposible progresar en una mejora de la sensibilidad a la insulina.
Y entonces se me ocurrió esto:
¿Y si pudiera al menos paliar la vorágine de los corticoides? Siempre será mejor algo que nada ¿no?
Y detrás, esto otro:
¿Y si pudiera mejorar la calidad anti-inflamatoria de mi alimentación y reducir o incluso eliminar el tratamiento?
Como más de un forero se ha señalado como mártir de los corticoides, comparto aquí mi experiencia para lo que pueda servir.
Empezamos
Estimados correligionarios, opositores y mediopensionistas:
Una vez más me veo asediado por mi precaria condición de salud, y por ende relegado a hipotecar mi salud futura para poder recuperar un razonable bienestar presente. O en román paladino, me he tenido que apipar a prednisona.
Los que vengáis del (larguíiiisimo) hilo de Adrenocromo sobre comer menos azúcar y harinas tal vez sepáis que este verano, de la mano del hilo y sus foreros, del Dr. Jason Fung y otros blogueros con trasfondo razonablemente científico, me he sometido a un cambio radical de estilo de vida y alimentación que (como era de esperar) ha supuesto el consiguiente cambio radical en mi aspecto, mi bienestar personal y mi equilibrio mental y emocional: arrancando de una dieta cetogénica "clásica", fui abrazando poco a poco algunos de los conceptos "paleo", fui metiendo ejercicio diario (poco, siempre he sido un flojo) a mi sedentaria vida, y como colofón y guinda descubrí la etiología de la obesidad, los motivos por los que todas las dietas fallan (pese a que con todas se pierde peso), y la forma óptima de soltar lastre, el ayuno.
Y cuando ya vislumbraba en el horizonte un peso saludable, una composición corporal atlética (más que en mi vida, acariciaba un porcentaje de grasa del 15-16%) y una vida de salud y bienestar, reapareció (sospechosamente de la mano de una cena de empresa intensiva en harinas y azúcares) mi vieja dolencia intermitente que, como Satanás, ha tenido muchos nombres y juraría que todavía no han dado con el bueno: FOD (que son las siglas de fiebre de origen desconocido, qué cachondos son los matasanos), Still, Behçet, Sarcoidosis, Poliarteritis Nodosa, y en los tiempos recientes y abandonando el campo de la autoinmunidad por el de la autoinflamación, un trastorno inflamatorio aún sin etiquetar de posible origen genético.
¿La solución? Hasta hoy, sólo ha habido UNA que funcione, los corticoides.
Desolación. Fung decía explícitamente en su blog que los corticoides engordan (cosa que sabemos todos los que los sufrimos) precisamente por el efecto que tienen sobre la sensibilidad a la insulina.
Y que no sólo engordan, sino que asfaltan el camino hacia la obesidad duradera y hacen muy difícil si no imposible progresar en una mejora de la sensibilidad a la insulina.
Y entonces se me ocurrió esto:
¿Y si pudiera al menos paliar la vorágine de los corticoides? Siempre será mejor algo que nada ¿no?
Y detrás, esto otro:
¿Y si pudiera mejorar la calidad anti-inflamatoria de mi alimentación y reducir o incluso eliminar el tratamiento?
Como más de un forero se ha señalado como mártir de los corticoides, comparto aquí mi experiencia para lo que pueda servir.
Empezamos