Por otro lado, hablando de Japón, me encontré un artículo interesante de un pueblo de 6 mil habitantes de ahí en el que han conseguido que la natalidad aumente a una tasa de 2.95 (muy alta y casi triplicando la del resto del país).
NAGI, Okayama -- As Japan registers a record low number of births, one
mainichi.jp
, y lo han conseguido priorizando las políticas de administración a la natalidad desde el año 2002 apoyando el acceso a vivienda, guarderías gratuitas, y fomentando una actitud positiva hacia el cuidado de los menores.
Todo lo contrario a las políticas habituales en la memocracia europea, en las que en la inversión y políticas priorizan a los mayores de 65 años que son los que más votan, y abandonan a la gente joven hasta el punto de reducirlos a una nada totalmente reemplazable por masas importadas del tercer mundo, y además tienen los narices de señalar a quien no ha tenido hijos como fuente del problema.
Ese tipo de "experimentos" sobrerrepresenta los efectos de las medidas públicas de apoyo a la natalidad, porque no tienen lugar en un entorno cerrado.
El artículo lo dice: la fama de esa ciudad se ha extendido y ha atraído a jóvenes del resto de Japón. Es decir, personas que, en muchos casos estarían dispuestas ya a tener hijos y los hubieran tenido en sus lugares de origen, pero que prefieren ir allí a beneficiarse de todas las ayudas que puedan obtener: guardería gratis, alquiler subvencionado, ofertas de empleo.... Una migración interna.
Las medidas locales aumentan la natalidad en esa ciudad concreta a costa de bajarla en el resto del país. Seguramente las medidas tendrán un efecto positivo sobre la natalidad, no se tratará de una "suma cero", pero el efecto global no será tan positivo como podría pensarse o publicitarse.
Las administraciones públicas pueden y deben tomar medidas de apoyo a la natalidad, pero en última instancia depende de los individuos. Y en la consideración de los individuos entran factores no económicos, que dependen de la visión del mundo de esos individuos.
El balance "factores económicos" vs. "factores no económicos" variará de individuo a individuo, pero creo que el de los factores no económicos prevalece en terminos generales.
Tomemos dos países: uno con escasas políticas públicas de fomento de la natalidad y otro con más medidas: España y Finlandia.
Los últimos datos que he encontrado referentes a la tasa de fertilidad son 1.16 hijos por mujer para España y 1.46 hijos por mujer para Finlandia. Un pírrico 0.30 de diferencia que, en cualquier caso, deja a ambos países muy lejos de la tasa de reemplazo.
Y difícilmente se puede hablar de políticas públicas de apoyo a la natalidad mientras, según la legislación de esos países, el aborto sea legal.
El aborto legal tiene dos efectos sobre la natalidad, uno puramente físico y otro jovenlandesal: reduce directamente el número de nacimientos vivos y, al mismo tiempo, el valor de la vida humana, de la maternidad y la paternidad.
El aborto legal convierte al niño por nacer en un producto de consumo, como un pedido de Amazon que se puede devolver si no cumple las expectativas o el comprador cambia de opinión.
No es la mentalidad adecuada para afrontar la responsalidad de ser padres, que ímplica vínculos entre seres humanos que deben durar el resto de la vida.