El OP plantea esto como un falso dilema.
La "okupación" nunca ha sido un contrapeso contra la especulación en los pisos.
Si se plantea la acaparación en grandes porcentajes por grupos inmobiliarios y financieros (habría que demostrarlo con números, pero digamos que es verdad), la solución no es convertir en papel mojado la propiedad, sino poner límites y/o penalizaciones a la acaparación con claro objetivo especulativo.
Que no es lo mismo un pequeño propietario que un gran grupo que puede tener un 5 o 10% de las viviendas de todo el país y puede presionar precios.
Eso puede controlarse con impuestos a medida (la paralización de vivienda de grandes tenedores), parque público de vivienda que no permita su venta a grupos financieros, o similares.
También es posible que se esté exagerando las cantidades acaparadas, y simplemente falte vivienda. No podemos obviar el hecho de que el cambio de familias grandes a solteros incrementa el número de viviendas incluso sin incremento de población asociado (4 personas viven cómodamente en un piso de 120 m^2, pero como individuos no quieren viviendas de 30 metros cuadrados).
En ese caso, facilitar suelo y relajar las normas de construcción para aumentar paulatinamente la altura de los edificios (especialmente aquellos alejados del casco viejo, por aquello del turismo) puede mitigar el problema.
La ocupación es un problema diferente, y además agrega leña al fuego, ya que por miedo a la ocupación, muchos propietarios se retiran del mercado del alquiler, lo que sube los precios de este, que a su vez empuja a precios más altos en compra, ya que se comparan los gastos entre ambos.