Me lo cuentas cuando te apunten con un arma.
Te voy a contar una anecdota de mi bisabuelo durante el comienzo de la guerra civil (creo que ya la he contado alguna otra vez).
Vivía en un pueblo cercano a la frontera entre Palencia y Cantabria y tenía una tienda de ultramarinos, su manera de ahorrar era comprar género, y uno de sus bienes mas preciados era un barril enorme de aceite de oliva. Bueno, pues cuando comenzó la guerra aquella zona, que estaba perdida de la mano de dios, era territorio comanche, un día entraban unos, se llevaban detenido al alcalde que había y ponían a otro, a las dos semanas bajaban del monte los otros, fusilaban a ese alcalde y se largaban, volvían los anteriores... El caso es que mi bisabuelo estaba acojonado, si escondía el aceite y le ligaba cualquiera de los dos lo mas facil es que lo mataran, si le entregaba el aceite a uno de los bandos y aparecía el otro y algún vecino se lo largaba estaba en las mismas... El caso es que antes o después alguien iba a ir a la tienda a exigirle ayuda. Qué hizo? antes que meterse en problemas decidió tirar todos esos litros de aceite al río y que todos viesen la mancha de aceite y le contó a todo el pueblo que al moverlo de la tienda a la cuadra de su casa se le había caido.
El miedo es una fuerza muy poderosa, y en este caso no estamos hablando de que te multen si te cazan, sino de que te fusilen.
Por otra parte si esa historia ha terminado llegando a mis oidos es porque durante 25 años en casa de mi bisabuelo se estuvieron acordando del día que tiró el barril de aceite al rio y de cuanto hambre se hubieran evitado de conservar aquel barril. Supongo que todo el mundo pensaba que la guerra (como todas las crisis) duraría dos días.