Abrir un hueco en la tierra para enterrar a alguien no es cosa sencilla.
Los coches que cruzan por caminos y zonas rurales en la madrugada suelen llamar la atención, pero sobre todo, dejan la marca de las ruedas en el polvo de la pista. Al cavar, caen restos de pelos y sudor a la tierra, que puede ser recuperado, dando una pista de ADN. El ADN es un grave inconveniente, porque cualquier manipulación del cadáver deja restos de tu ADN sobre él. Asi que, si aparece el cadáver, aparece con tus restos. La clave, por lo tanto, es que el cadáver no aparezca. Si lo entierras, es cuestión de días que lo encuentre un cazador. Si lo arrojas al mar, la marea lo deja en la costa y también lo encuentran.
Por último, es muy raro tener que deshacerse de una cadáver con el que no haya ninguna relación. Si te ves envuelto en un asesinato es porque hay un motivo, alguna relación personal que origina el móvil para el crimen. Es muy raro que alguien mate al azar a personas desconocidas, como los psicokillers.