Pues básicamente me lo he inventado, no he seguido ninguna receta ni ningún truco de internet.
He sofrito un poco los embutidos en una sartén amplia hasta que han soltado la grasita (morcilla y butifarra blanca de Onteniente, longaniza roja y chorizo fresco suave).
He apartado los embutidos y, en esa misma grasa, he sofrito pollo al ajillo comprado ya aliñado en la carnicería (pechuga y contramuslo sin piel ni hueso). Lo normal es poner costilla de lechón, pero no tenía en casa y necesitaba resolver el antojo.
Mientras se hacía el pollo, he batido 7 bemoles, les he puesto sal y nuez moscada, y he dejado la morcilla y algunos trozos de embutido dándole saborcito al huevo en un bol.
Cuando ya estaba hecho el pollo, he vuelto a echar los embutidos, le he tirado agua, un poco de canela, sal y una chispa de colorante, y lo he dejado cociendo media hora para que hiciese caldo (ha salido sustancioso, desde luego).
Después he echado el arroz y lo he dejado cociendo 10-12 minutos mientras se calentaba el horno.
Por último, he volcado todo el arroz en la fuente, lo he aplanado un poco y le he repartido por encima el huevo batido con la morcillica. De ahí ha ido directo al horno hasta que se ha dorado el huevo.
Los puristas dirán que he cometido al menos 17 sacrilegios, pero me excusaré diciendo que soy de Madrid, que nadie me ha enseñado a hacerlo y que me ha salido buenísimo.