Si bien es verdad que nuestras chipas -en castellano pis- cardos y foxinos- no llegan a la categoría gastronómica de los chanquetes malagueños ni de las norteñas angulas, cada uno come, o mejor ha comido, lo que tiene, y las chipas no constituyen una excepción.El nombre es vasco chipia, chiquía y significa pez pequeño. José M .a Iribarren, en su «Vocabulario Navarro», recoge la voz «chipada», tomada en Ochagavía, y dice que es «merienda comunal a base de chipas en salsa».En un interesante trabajo sobre ellas, mi amigo Roberto Lotina señala que con Busca Isusi pensaban que las chipas eran crías de distintas especies de peces y no solamente de una. Efectivamente, la especie que en mayor proporción entra en una captura es el Phoxinus phoxinus, llamado piscar- do en castellano y eskallu en vascuence, pero, según el lugar donde se realice la pesca, también se incluyen en la masa de chipas otras especies, pertenecientes en su mayoría a la familia de los Ciprínidos y alguna a la de los Cobítidos.Muy abundante en nuestros ríos, sobre todo en la zona inferior de la región salmonícola, vive form ando bancos numerosos que huyen a la menor señal de peligro. Vive junto a barbos, elotres y truchas, siendo fácil presa tanto de ésta y del «martín-pescador», como del hombre. Al aproximarse el período de reproducción final de primavera y principio de verano, las bermejuelas (de ahí su nombre) adquieren una coloración rojiza, distinta a la habitual y que coincide con el período en que sus carnes son blandas y poco aptas para su consumo. Las chipas de mejor calidad se dan en los ríos pequeños y regatas de aguas tras*parentes y muy oxigenadas y su mejor momento gastronóm ico, como el resto de los ciprínidos -barbos y ma- drillas-, coincide con las «riadicas de nieve», en pleno invierno, al revés de lo que sucede con las truchas y salmones, hasta el punto de que he oído decir en Arive que en este tiem po están mejores las madrillas que las tru chas.55
En el citado pueblo, donde se sabe mucho de chipas ñero», pues creen que es cuando mejor calidad tienen y ham o en balde les aplican el apodo de «chipateros»- reme- cen con ellas eldan el refrán de la berza y dicen: «La chipa en enero vale di-60 CALDO DE CHIPASM.8 Cruz Toni de Martínez. AriveSe pone en un puchero cebolla cortada a gajos muy finos y unos dientes de ajo picados con aceite. Cuando están hechas estas verduras, se le añade agua caliente, un poco de especia (azafrán), así como un par de cucharadas de salsa de tomate, perejil picado, un poco de guindilla (potestativo) y la sal. Cuando está trabado, se unen las chipas y tras un ligero hervor, se sirve caliente.Esta sopa debe tener cierto cuerpo y, si hay mucha cantidad de chipas, se acostumbra sacarlas del caldo con cuidado y tom arlas luego aderezadas con aceite y vinagre.En Arive se acostumbra a tomar esta sopa en «fransai- na», es decir, añadiendo al plato un vasito de vino tinto.De la misma procedencia y cocinera son las6?
CHIPAS GUISADASEn una cazuela de barro se rehoga en aceite de oliva cebolla y ajos picados. Cuando están hechos y antes de que tomen tonalidad, se les une una cucharada de harina y seguidamente dos o tres de salsa de tomate y la sal. Se echan las chipas y se cubren justam ente con caldo de carne o en su defecto con agua y se espolvorea con perejil picado. Tras un ligero hervor, se sirven calientes. Potestativo, un vasito de vino blanco.Las chipas o la «chipada» es generalmente merienda de capricho, rancho de amigos que empleaban la mañana del día de fiesta en su captura y la tarde en su limpieza. Leoncio de Urabayen en su monografía sobre Oroz-Be- telu señala que en sus fiestas patronales los festejos principales son el comer y beber y «la víspera los mayordomos se reúnen en Kixulabe (sitio donde hacen la cal)para esperar al gaitero y allí meriendan chipas, pan y vino».La limpieza de estos pececillos es una de las labores más ingratas, porque hay que separar las mayores de las menores. A las primeras se les quita la cabeza y la espina, además de las tripas. Para ello se necesita mucha mano de obra y paciencia, pero se logran platos como las62
CHIPAS A LA CAZUELAJesús ConradoIngredientes: 600 gramos de chipas, aceite de oliva, 3 dientes de ajo, una guindilla, perejil, pimienta blanca y sal. Es im portante que las chipas estén pescadas en aguas limpias del norte de Navarra.F orm a de hacerlas. Quitar las tripas a las chipas, lavarlas y ponerlas entre dos trapos secos para que escurran el agua. En una cazuela de barro calentar el aceite y freír los ajos, el perejil y la guindilla bien picaditos. Cuando los ajos toman tonalidad, retirar todo el refrito y guardarlo en un plato aparte. Se echan las chipas al aceite, se les pone sal y pim ienta y se mueve la cazuela (nunca se m eterá el tenedor porque se rompen). Cuando estén un poco hechas, añadir los ajos, perejil y guindilla que habíamos reservado, bajar el fuego y dejar que hiervan lentamente. Servir en la misma cazuela, hirviendo, como las angulas.Es muy frecuente comer las chipas en tortilla, para la que se suelen emplear las más pequeñitas, a las que es imposible eliminar cabeza y tripas. La manera de hacerlas es así:56
63 TORTILLA DE CHIPASFeli Sanz. PamplonaIngredientes: Aceite de oliva, un diente de ajo, 50 gramos de chipas, una ram ita de perejil, dos bemoles y sal.F orm a de hacerla: En una sartén se fríe el ajo finamente picado y antes de que se dore, se unen las chipas a las que se ha eliminado el agua con un trapo. Se rehogan y cuando se ve que están muy fritas, se quita de la sartén el aceite, dejando el necesario para que, tras espolvorear con el perejil picado, se cuajen los bemoles, previamente batidos y salados. Se hace plana y redonda.Tortillade ChipasLlevan merecida fama las chipas fritas que figuran en la Izaak Walton en su clásica obra «El perfecto pescador de cacaría de un excelente restaurante de San Juan de Pie de Puer- ña». Para esta forma de cocinarlas, las mejores son las chipasto donde las sirven a la perfección, receta similar a la que da de lomo neցro, del Araquil a su paso por Ibero. Se hacen así:64
CHIPAS FRITASJuan Echeguía Perurena. GoizuetaSon necesarias chipas grandes, de hasta 7-8 centímetros, a las que se elimina el vientre y la cabeza. Se limpian en agua fresca y se secan con un paño. Se salan y fríen en abundante aceite de oliva, previamente pasadas por harina.De la misma m anera se toman las truchas del mismo tamaño. La diferencia entre ambos pececillos es que la chipa am arga ligeramente.57
65 CHIPAS AL ESTILO DE ZOKORENAMarichu Galdúroz. HuarteEn una cazuela se refríen en aceite, seis o siete dientes de ajo y tres o cuatro guindillas de cayena. Cuando está a punto, se vierten las chipas rehogándolas bien. Se salan y se añade entonces la carne de unos pimientos choriceros secos, a los que se ha tenido a remojo.Se deja que se haga de cinco a diez minutos y se sirven.Las chipas se pescan con caña y botrinos y también con remanga. Hay o había unos anzuelos muy chiquitos donde se ensarta un trozo pequeño de lombriz o se pincha una miga de pan; pican a cualquier cosa. Un ingenio clásico para su pesca es el de la botella de champán en razón del grosor del vidrio a la que se horada en la parte más elevada del ojo ciego, cerrando la boca con un corcho e introduciendo en su interior migas de pan o cáscaras de huevo. La chipa que entra, no sale. El botrino suele ser productivo y en Arive he visto la remanga chipera, que se hace con un saco de pulpa, unos plomos y dos varas de avellano. En la parte inferior del saco y en su boca se colocan los plomos y se arrastra, con la boca abierta contra corriente por el lecho del río. Aunque cuando más fácilmente se capturan es en mayo, en la friega, su carne entonces es más blanda.En nuestros pueblos pasa por plato delicado. Hay quien afirma preferirlas a las angulas. Variante de la receta anterior es la de Andrés Apesteguía, de Estella, y corrobora la existencia de una receta típicamente navarra para las chipas.66
CHIPAS DE ESTELLASe limpian las chipas. En una tartera se pone aceite con unos dientes de ajo. Ya fritos y sin que se lleguen a quemar, se echan las chipas con pimiento seco choricero previamente remojado, y se remueve la tartera como para hacer el pil-pil, a fin de que no se peguen. Se sala oportunamente y se le añade un poco de guindilla en polvo.En 1407 la Infanta Beatriz de Navarra pasó el verano en el palacio de Burlada. En una de las partidas de su hostal encontramos barbeillones y camarones. Florencio Idoate, de quien es el dato, identifica barbeillón con madrillas o barbos pequeños, quizá chipas. No cabe duda que se trata de chipas, ya que suelen cogerse muchas, mezcladas con los camarones, en las garramanchas que se utilizan para pescarlos. El plato, por tanto, es viejo. Y real. Los pueblos ribereños del Arga se lamentan con razón de la contaminación de su río, que a partir de Pamplona ha supuesto la desaparición de camarones, bogas, lampreas y demás pe- cecillos. Si a ello unimos la enfermedad que eliminó los cangrejos autóctonos, el panorama no puede ser más desolador. Hoy son casi un recuerdo aquellas chipas a las que en Peralta llamaban serrador y en Funes mulicos, de un tamaño de 4 a 6 centímetros, que tomaban con fórmula igual a la de las boguetas, platos sencillos y populares, motivo de merendolas que hacían las delicias de los ribereños del tram o final del Arga, antes de que por lo de Peñalén se una al Aragón.