El pan que se come ahora no tiene nada que ver con el que se comía antes, tradicional. Pregúntale a cualquier abuelo.
Hace poco desayuné con una tía mía que dejó de comprar el típico pan industrial porque (al igual que me pasaba a mí) le daba acidez, le sentaba mal. Fue a una panadería tradicional de pueblo y ese día nos metimos entre pecho y espalda media barra cada uno, con su aceitito y su tomate. ¿Acidez? Ninguna. Y la diferencia fue simplemente esa: comprar el pan en un horno artesano tradicional.