¿Qué les pasa a los socialistas?
Publicado en Lunes, 30 septiembre 2013
Conocí a Idoia Mendia en aquellos días de la crisis de los socialistas vascos que terminaron con la salida de Nicolás Redondo Terreros de la secretaría general. Por aquellos días dijo que ella iba al Parlamento Vasco para defender el legado de Nicolás Redondo. Hace ocho días era entrevistada en Deia y proporcionaba el titular que pueden ver arriba, tan vistoso.
Vamos a ver si acertamos a describir, siquiera sea someramente, el objeto de la conversación. ¿De qué estamos hablando? Hay consultas que se pueden hacer dentro de la legalidad y si son acordadas. No todas. Las hay que pueden hacerse, incluso si no son acordadas con nadie, si el partido proponente goza de mayoría absoluta en la institución que convoca la consulta. O sea, depende de lo que se pregunte y a quién se le pregunte. Un alcalde puede preguntar a su peña electoral qué opina de un plan para peatonalizar el centro de la ciudad o por la pertinencia de abrir un carril bici en todas las calles.
Su compañero de partido, Ramón Jáuregui, ha resuelto las dos condiciones de Mendia con agilidad y gracia en un artículo que La Vanguardia publica hoy con arranque en portada, como si fuera un editorial adocenado o una tribuna del mismísimo honorable Artur. ‘Primero una nueva Constitución; después, la consulta’
http://www.lavanguardia.com/politica/20130930/54388153406/primero-acuerdo-despues-consulta.html.
No se entiende cómo no se le ocurrió antes al presidente de la Generalidad. Si el problema es que la autodeterminación choca con la Constitución, cambiemos primero de Constitución y luego vayamos a la consulta.
Con una salvedad: Tendría que ser a la del psiquiatra. El problema no es ya la identidad, el quiénes, sino cuántos, porque Jáuregui cambia en su artículo de la primera persona del singular a la primera del plural, para rematar en que la propuesta es personalísima. Trabajé cinco años junto a este hombre, a quien guardo un afecto personal que no prescribe. En aquel tiempo sostenía que “los vascos hemos ejercido nuestro derecho a decidir …. veces”. (Rellénese la línea de puntos con el número de veces que los vascos habían sido convocados a las urnas en la fecha de su declaración). Jáuregui arranca su artículo con “Me sumo a las terceras vías”, que son, como todo el mundo sabe, el lugar geométrico de los puntos virtuosos que equidistan de “la consulta a la independencia y el rechazo al enconamiento y a la retroalimentación victimista de los extremos del péndulo antiespañol y anticatalán. Un horror”, signifique lo que signifique el entrecomillado, que, la sintaxis es una cualidad del alma y el alma sólo es de Dios. Ya en el segundo párrafo de su tribuna escribe lo siguiente:
“¿Por qué no es posible una consulta autodeterminista en España? La respuesta tiene una lógica jurídica aplastante: porque no la reconoce nuestra Constitución; porque la soberanía es de la ciudadanía española, y esa decisión nos corresponde a todos, porque luego habría que extenderla a otros territorios y, porque ningún país serio introduce en su ordenamiento jurídico una disposición tan profundamente desestabilizadora, que le condene a su demolición.”
Es esta imposibilidad la que le lleva a explorar las terceras vías. Sostiene Jáuregui que hay que reformar la Constitución para hacerla federal y renovar su legitimación social: “los menores de 53 años no pudieron votarla”. ¿Qué habría que decir de la Constitución de la V República en Francia, sometida a referéndum veinte años antes que la española? Hablemos de la Constitución de los Estados Unidos. No la votó ningún americano vivo. Ni los padres de ningún americano. Ni los padres de los padres de ningún americano. Ni uno solo de los padres de los padres de los padres de ningún americano… Y vale ya que parece que estemos en ‘La vida de Brian’.
La deconstrucción del artículo llevaría más folios de los que puedo escribir esta mañana, pero es preciso fijarse en las palabrasde Artur Mas a la propuesta de su socio Duran i Lleida de la tercera vía: “Estamos donde estamos porque las terceras vías no han funcionado en cien años”. ¿Qué le hace pensar a Jáuregui que la respuesta de Mas a su tercera vía no va a ser tan desabrida como la que dedicó a Duran? Tal vez que él se lo explique con más gracia, no sé. Bueno, hay algunos socialistas que lo ven de otra manera, Leguina, un suponer
http://elpais.com/elpais/2013/09/25/opinion/1380104602_229911.html, pero a la Joven Guardia Roja, les parecen muy ‘vintage’. Sin embargo, deberían hacer una reflexión sobre estos datos que aporta Leguina en El País:
“Antes de tomar una decisión tan arriesgada, a la dirección del PSOE le convendría echar una ojeada sobre la marcha electoral del PSC a partir de que Maragall entró en la liza autonómica con sus “ideas geniales”:
Año 1999, Maragall: 1.183.000 votos y 53 diputados.
Año 2003, Maragall: 1.026.000 votos y 42 diputados (primer tripartito).
Año 2006, Montilla: 790.000 votos y 37 diputados (segundo tripartito).
Año 2010, Montilla: 575.000 votos y 28 diputados.
En 2012, Pere Navarro: 524.000 votos y 20 diputados.