Podria hablar algo mas sobre su etapa de alejamiento y las implicancias.
A partir de la línea de puntos nuevo tochazo de Octubre la trascendente :rolleye:
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Fué la época de mayor crecimiento interior que he tenido. Gracias a bucear en mi interior abandoné toda esperanza de recuperar la relación, nunca hice nada para ello, quería ser yo mejor, quería dejar de reaccionar con violencia emocional a sus provocaciones y a cualquier provocación futura del mismo estilo, quería sentir que había alegría en mí y que esa alegría no dependía de una mirada ni de una llamada sino que surgía del mismo hecho de estar viva.
Empecé a hacer yoga y a estudiar el I-Ching para aprender a reconocer los momentos y las olas del tiempo. Esto puede parecer sorprendente pero si alguien navega o hace alguna actividad similar me entenderá: seguí haciendo parapente y aprendí cómo funcionan las corrientes de aire y cómo aprovecharlas para volar, cuando dejaba la vela seguía viendo la vida como un vuelo de parapente en el que si te esfuerzas en mantenerte arriba cuando has dejado la corriente de aire caliente detrás observas con impotencia cómo eso es imposible pero que se pueden aprovechar las corrientes para ir hacia donde quieres ir siempre y cuando tengas un objetivo.
El I-Ching me enseñó que hay que esperar a mitad de camino sin forzar las situaciones. Si hay que ir hacia alguien una parte del recorrido la haces tú y la otra parte la tiene que hacer la otra persona. Cada respuesta del I-Ching a muchas de mis preguntas era "es propicia la perseverancia" y "cruzar las grandes aguas traerá desdicha", vamos que quietecita.
Nunca dudé que utilizar el dolor para aprender a ser mejor era lo que tenía que hacer. Digo que abandoné toda esperanza pero no es cierto, alguna vez necesitaba consolarme de tanto esfuerzo y me decía a mí misma que la recompensa al final del camino sería un yo mejor y que enfrente estaría él, quizás al cabo de 10 años o de 20. Había días que esa pequeña mentira era lo que me permitía mantener la compostura.
El yoga me enseñó que hay que observarse a sí mismo y a cuanto sucede en el interior. Hay que observar la alegría y el dolor sin intervenir en ellos. Qué sucede cuando duele, dónde duele, cómo se respira, cómo se encoje el cuerpo, qué músculos se contraen, qué tono de voz de utiliza, qué expresiones se usan para manifestarlo. Cuando hay que llorar se llora y cuando hay que reir se ríe, parece una chorrada pero conozco mucha gente que llora cuando debe reír y ríe cuando debe llorar.
He sabido de él, pero poco. Se casó el año pasado, es ingeniero electrónico, trabaja para una multi japonesa y suele viajar al japón a menudo (juer, acabo de pensarlo... ¿le habrá pillado el volcán Fucuchima?). Se cortó el pelo, dejó el grupo en el que tocaba, se compró un piso (fijo que le pilló la cresta de la burbuja)
Y que tengo la firme convicción de que hemos venido al mundo a vivir la vida con alegría, que esa es nuestra misión y que sólo si lo conseguimos pasamos a la siguiente pantalla de la aventura gráfica
Contra viento y marea y sobre las malas experiencias y los contratiempos está la belleza que nos rodea, el sonido de la risa y el placer de tener amigos.
He aprendido que el punto de vista es esencial, lo es todo y que hay que aprender a mirar con alegría o