Yo, como cocinera compulsiva, reniego de la Thermomix. Donde esté el encanto de un amasado a mano, un cocido en su olla, unas sopas en su cazuela de barro, picar con el cuchillo cebollero a toda pastilla... Quita, quita. ¡Y encima 900 euros! Como dice un burbujista por allá arriba, me lo gasto en chuletones y en gambas de Sóller, que como la cocina de toda la vida no hay nada.
Tengo una amiga que va mucho a casa de unos que tienen una thermomix y ya me ha dicho que mi comida está mucho más rica que la suya. Que sólo es echar cosas en la olla que salen cocinados. Punto.
Lo cierto es que todos los que conozco que la tienen no tienen ni fruta idea de cocinar.
Ah, para esta noche tengo de cena quiche lorreine con ensalada (con su pasta brisa amasada con amor y lujuria) y para mañana, muslos de pollo rellenos de albaricoques y es posible que un milhojas de patata al horno. Eah.