Lux Mundi
In Hoc Signo Vinces
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No habéis puesto el enlace a mi artículo sobre Amenabar.
La regresión hacia himenóptero de Alejandro Amenábar
Por otro lado en su momento me di cuenta que la escultura que iba a ser puesta en medio de una rotonda y que acabo en el cementerio me recordaba a las tres estaciones o brujas de la Wicca.
Ver archivo adjunto 2062519
Hay esculturas muy, muy parecidas a la del cementerio dentro de este culto satánico.
Viendo esto pensé en si cada niña habría nacido en una estación diferente...y así fue.
Salvo el invierno.
Y es que durante los meses oscuros se realizan menos rituales.
Ver archivo adjunto 2062520
También veo una relación con la masonería en la forma de encontrar los cuerpos. Ya sabéis, ese puño tapado por ramas de arbustos (quizás acacias) que fue descubierto por los colmeneros. Las abejas y más concretamente la colmena es un importante símbolo masón y se utilizo profusamente durante la republica.
Ver archivo adjunto 2062526
En el barranco de la Romana hay acacias en forma de arbustos...¿Estarían tapados los cuerpos con ese tipo de vegetación?
La acacia es un símbolo importante dentro de la masonería, profundamente relacionado con la leyenda de Hiram Abiff, el maestro constructor del Templo de Salomón. Según la tradición masónica, Hiram Abiff fue asesinado por tres compañeros que intentaban obtener los secretos de los maestro masones, secretos que él se negó a revelar. Tras su fin, su cuerpo fue ocultado y cubierto con ramas de acacia. Esta planta, conocida por su resistencia y su capacidad de crecer en terrenos áridos, simboliza la inmortalidad del alma, la pureza y la incorruptibilidad, lo que refleja la creencia masónica en la trascendencia del espíritu más allá de la fin. Los asesinos lo enterraron de forma descuidada y un puño asomaba por encima de las hojas de acacia. Al ser descubiertos los restos de Hiram, las hojas de acacia señalaron el lugar de su entierro. Además, a los masones se les conoce como "hijos de la viuda" porque en la leyenda, Hiram Abiff es descrito como hijo de una viuda, y este título simboliza la solidaridad y la hermandad entre los miembros de la fraternidad.
Ese puño que sobresalía por encima de las hojas de acacia me recuerda como se describe el hallazgo de las niñas de Alcasser por los colmeneros en el libro ¿QUÉ PASÓ EN ALCÁCER? escrito por Juan Ignacio Blanco que terminó siendo prohibido.
"La dramática búsqueda de las tres niñas iba a concluir setenta y cinco después de su desaparición.
A primera hora de la mañana del 27 de enero de 1993, Gabriel Aquino González, un agricultor jubilado de 69 años, y su consuegro José Sala Sala, diez años más joven, montaron en la furgoneta y se encaminaron a ver las colmenas. Por delante les quedaban algo más de 20 kilómetros que son los que separan Montroy, la localidad valenciana donde residen, de la Partida de La Romana, un apartado y agreste lugar rodeado de montañas y con un camino de tierra que en esas fechas era prácticamente intransitable.
La mitad del recorrido era por carretera asfaltada. Había que llegar hasta la cercana localidad de Catadau y allí coger el desvío que iba hasta las urbanizaciones del pueblo. Pero, en cuanto se pasaba el último chalet la carretera se convertía en un camino de tierra y piedras, lleno de curvas y siempre cuesta arriba, atravesando montes totalmente deshabitados, en el que muchas veces se les había quedado la furgoneta embarrancada y habían tenido que empujar. Eran más de 9 kilómetros de un camino casi infernal.
Conduciendo en primera y en segunda, tardaron algo más de 50 minutos en llegar. Eran cerca de las diez de la mañana cuando aparcaron el vehículo al final del camino, donde ya no era posible seguir más puesto que comenzaba un barranco. Allí mismo, pegadas al camino y junto a una caseta semiderruida, estaba la fila de colmenas.
El paisaje era impresionante, ya que dada la altura se divisaban varios kilómetros a la redonda, en los que únicamente había tres construcciones, la casa existente junto a las colmenas y otras dos un kilómetro más abajo junto a un barranco.
Hacía frío y el viento era lo único que turbaba un silencio casi desolador. Los colmeneros decidieron esperar a que calentara un poco el sol antes de abrir las colmenas. José se sentó tranquilamente en una piedra y encendió un cigarrillo. Gabriel, sin embargo, decidió dar un paseo por los alrededores y se encaminó hacia el barranco de La Romana, hacia las dos casetas del fondo. Cogió la única senda existente y comenzó a andar por ella sin rumbo fijo. Se trataba simplemente de dejar pasar el tiempo. Ensimismado, estuvo andando unos veinte minutos, hasta que de regreso a buscar a su consuegro para iniciar la labor, observó algo que le llamó la atención.
"Ché, Pepe, aquí hay algo muy feo". José Sala se levantó asustado ante la extraña llamada de su compañero y aprisa recorrió los ciento cincuenta metros que les separaban. Ante ellos había un montón de arbustos secos, que se notaba que habían sido cortados y arrojados allí como queriendo tapar algo.
"¿Qué es lo que pasa aquí? ¿quién ha meneado la tierra?" Los dos colmeneros observaron como debajo de los matorrales la tierra estaba como más hundida. Sala, más decidido, se adelantó por la orilla y con la ayuda de una espátula , un hierro de los que utilizaban para mover los cuadros de las colmenas, quitó una aliaga, una mata. Debajo, iba a aparecer la más terrible visión de sus vidas: como saliendo de la tierra había un gran reloj plateado y algo parecido al puño de un hombre."
Ver archivo adjunto 2062523
La etimología de dicha palabra proviene del griego y tiene dos acepciones bien diferentes. Por un lado en griego antiguo ἀκακία significa "inocencia" o "ausencia de mal" y por otro lado akis o akidos significa "aguijón" o "punta" dando nombre a las espinas que este arbusto o árbol tiene a veces.
Buen resumen.
También se ha asociado la acacia con el árbol del cual estaba hecha la corona de espinas de Jesucristo. Otros dicen que era la vera cruz la que estaba hecha con madera de acacias.
Las tres brujas de la Wicca pegan bastante con las tres niñas esculpidas en el cementerio, pero a mí me recuerda al simbolismo de las tres gracias, que viene de muy muy antiguo y tiene que ver con rituales de la luna y sus fases.