Esa es una posicion solida basada en un principio de seguridad juridica para todos. La tuya es una posicion cambiante y flexible en funcion de como te afecte la realidad del momento. Te importa poco la conveniencia general o la justicia social de las cosas mientras lo vigente te beneficie o no te afecte, pero te conviertes en adalid de la justicia cuando te tocan lo tuyo y apelas a principios que tenias guardados en el cajon de los trastos cuando tu derecho al libre albedrio queda mermado.
Uy, no vea. Mi posición es flexible siempre, el mundo que me rodea es cambiante. Respecto de la conveniencia general y justicia social de las que hablas, efectivamente me limpio el ojo ciego con ellas... al igual que hacen los que dicen que les preocupan.
La "conveniencia social" estándar es levantar aranceles, para proteger ciertos sectores, aunque sea a costa de encarecer las cosas y provocar escasez a todos los demás; ojito, que igual mañana la "conveniencia social" es levantar un arancel contra la importación de coches, y ya nos ves a todos circulando en Seat Ibiza porque los demás modelos ya no los podemos pagar. Vamos, que la "conveniencia social" deviene en "su conveniencia" rápidamente.
La "justicia social" suelen esgrimirla los que van haciendo "pseudojusticia" mientras pretenden defender a unos frente a otros, y a menudo perjudicando a ambos. Defiendo a los trabajadores con unas normas... que provocan paro. Defiendo a las mujeres con unas normas... que hacen que las empresas no las contraten. Defiendo a los productores nacionales... y a largo plazo quiebran por falta de competitividad (esto le pasó a GM contra los japoneses).
Los principios sólidos a los que haces referencia son "sus" principios sólidos, que no tiene por qué coincidir con los míos. Suelen ser vaguedades que permiten cometer las mayores tropelías contra los demás.
Si algo falta ahora mismo es seguridad jurídica y justicia en la política arancelaria. Aranceles arbitrarios (X% a la ropa, X% a electrónica, X% a fármacos...) según el grupo que mejor esté presionando. Y todo en nombre de la "justicia social" y la "conveniencia general". La conveniencia general y justicia social es que la enorme mayoría de consumidores no paguen a unos burócratas un impuesto por sus compras. La situación actual sólo beneficia a los funcionarios de aduanas y a SpeedTrans.