Lux Mundi
In Hoc Signo Vinces
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qué bonito!
Fe
Lourdes es escalofriante, en el buen sentido. No se me olvidará jamás la ciudad francesa de Lourdes, yo, que aquel año iba a visitar otro lugar, pasé por allí con el coche y decidimos pararnos a curiosear. Mi acompañante profesaba un ateísmo confeso, y yo, aunque siempre fui creyente, me alejé un poco de Dios por aquellas fechas, época extraña, aunque mi viaje tenía un trasfondo no religioso, pero tenía que ver algo con Dios, no era peregrinación ni nada, era visitar un sitio histórico, con su cosa misteriosa teniendo lo religioso de trasfondo.
Y entré en Lourdes, y la persona que venía conmigo con ese ateísmo, se sobrecogía, y alucinaba, y yo, pues que queréis que os diga: eso fue alucinante. Allí, después de comer, un caballero de Malta me regaló una medalla de la Virgen Milagrosa, y me dio su bendición. En ese momento sentí un escalofrío en el cuerpo.
Esa medalla no me la puse en años, la guardé, y hubo un día de octubre unos diez años después, que yo soñé con la Virgen Santísima, y sentí una paz bestial porque tuve dos malos, y días más tarde se produjo un hecho tremendo el mismo día del Pilar, un momento de justicia divina que presencié con mis ojos.
Dos años más tarde, ya había vuelto a la iglesia desde hacía tiempo, un día del Carmen de un verano de desasosiego, el párroco me impuso el santo escapulario. Ese día dijo "a partir de ahora sois carmelitas, cofrades de Nuestra Señora del Carmen, y esto no es un amuleto, es como si hubierais tomado el hábito".
Empecé a "estudiar" lo que suponía el escapulario, y decidí ponerme la medalla de la Milagrosa, que durante años, me acompaña colgando en el pecho.
¿Que suponía abrazar el escapulario, ser "carmelita"?, Y ahí fue cuando sentí esa llamada de María. Tres meses más tarde en aquel octubre, decidí empezar a rezar el rosario. Mi vida fue otra.
Mi llamada de María empezó en Lourdes, es como si cuando me pusieron esa medalla me estuviera María llamando "no me desprecies y llévame contigo", yo solo sabía rezar el Ave María, el Padre Nuestro, Credo y poco más. No le rezaba a la Virgen, en la época de mi viaje a Lourdes, me había alejado de Dios.
Tardé años en volver a Dios, pues casi una década mediante del suceso de Lourdes y la medalla.
Y a través de María, y alguna experiencia muy fuerte con San Judas Tadeo, regresé a Cristo.
Siempre me quedaré con esa sensación de que la Virgen "vino" a mí para que no abandonara a su hijo, es como lo interpreto yo.
Hoy he ido a la misa de la Asunción y he leído públicamente el pasaje del Apocalipsis, no contaba con que iba a leer hoy pero me ha tocado, y leer ese pasaje para mí ha sido, no lo sé, inexplicable con palabras, uno de mis favoritos. Es que es una maravilla "y apareció una señal en el cielo, una mujer vestida de Sol con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas en la cabeza".
Maravilla pura.