Clavisto
Será en Octubre
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En plena guerra fría, cuando la perestroika era un baile regional de los Urales, dos hombres en plenitud de facultades se encontraron ante un tablero de ajedrez para decidir quien era el mejor del mundo.
Uno, el campeón, soviético; otro, el aspirante, estadounidense.
Boris Spasski, rara avis del deporte ruso, no tenía el carnet del Partido. Educado, bien parecido, vividor...tenía un inmenso talento ajedrecístico un tanto lastrado por su provebial pereza ( el oso perezoso le llamaban). Durante la década de los 60 derrotó a todos los más grandes jugadores de la época. Únicamente el sordo Petrossián pudo pararlo a duras penas en su primer encuentro por el título de 1966. Tres años después el oso destrozó al campeón armenio.
Bobby Fischer, egocéntrico, indomable, antisocial...un fanático del ajedrez. En los años 60 también venció a los grandes pero, al contrario de Spassky que lo hizo en matches individuales, Bobby hubo de limitarse a partidas de torneo; no estaba conforme con el sistema de calificación empleado por la FIDE y dejó de participar en los ciclos clasificatorios para el título. "Soy el mejor jugador del mundo desde los 18 años" dijo en una ocasión. Tardaría algo más en demostrarlo.
Dos genios. Dos formas diferentes de entender la vida y el juego. Las dos primeras potencias del mundo representadas por dos auténticos "outsiders". Vámonos para Islandia.
Reykjavik, 1972. La tierra del fuego y del hielo. Lo que iba a ser un encuentro excitante para unos pocos millones de aficionados se tras*forma, por la política, en una fiebre mundial para centenares de millones de personas. No entienden el juego, no saben jugar, les aburre... pero ahora no se trata de ajedrez, la cuestión es cual de los 2 Imperios tiene la primacia intelectual sobre el otro, algo que los comunistas desde su llegada al Poder habían subrayado al potenciar la práctica entre la población. "Es barato y la propaganda elogiará sus virtudes como una victoria del comunismo" decían los jerifaltes soviéticos.
La partida que voy a mostraros, la que en mi opinión es la mejor y la que decide el campeonato, es la 13ª
Antes de su disputa la situación es la siguiente: gana Fischer con 2 puntos de ventaja, pero en la 11ª Spassky le había barrido del tablero consiguiendo su más convincente victoria de todo el match, y la 12ª había acabado en tablas después de que el ruso sorprendiera al americano en la apertura, por lo que este juego se presumía decisivo. Como así fué.
Boris lleva las blancas. Bobby emplea la defensa Alekhine. Para los neófitos; ésta defensa en un Campeonato del Mundo y ante un rival como Spassky es una provocación. Es como si en el partido del sábado Ancelotti se pusiera chulo y sacara como titular a toda la defensa del filial. Si ganas eres un genio. Si pierdes, un augusto.
Fischer gana un peón en la apertura, a cambio las blancas consiguen el dominio del centro y la iniciativa. En el medio juego la posición de Spassky es claramente mejor, sólo hace falta una jugada ( 25. P6R ) para poner a Bobby contra las cuerdas. El ruso duda y se equivoca; tres jugadas más tarde la iniciativa pasa a manos de las negras, pero Fischer también se equivoca y no encuentra la línea correcta hacia la victoria. Entramos en el final de esta dramática partida.
La posición sigue siendo mejor para las negras, aunque la ventaja es mínima cuando llegamos al momento clave de la partida y del campeonato. Tras la última jugada blanca ( 61. A8A ) el tablero nos muestra una posición inaúdita, fantástica. Spassky se defiende con maestría, pero poco después comete el último error y Fischer, esta vez sí, no perdona. Gana la partida y, prácticamente, el título.
Después de esta lucha titánica se sucedieron 7 tablas peleadas, gran ajedrez que acaba con la victoria de Bobby en la 21ª.
Fischer no volvió a jugar una sola partida oficial más en su vida.
Spassky fué proscrito en su propio país y, como tantos otros, tuvo que jugársela y exiliarse.
Bobby fué desposeído del título en 1975 por no presentarse a jugar frente al aspirante, el soviético Anatoly Karpov.
Boris siguió compitiendo a gran nivel durante muchos años, aunque sin la fuerza de antes.
En 1992 volvieron a encontrarse ante un tablero para jugar un encuentro no oficial. Volvió a ganar Fischer y volvió a desaparecer.
El Gobierno norteamericano dictó orden de búsqueda y captura contra él por haber hecho negocio en zona de guerra (Yugoslavia). El mismo Gobierno que lo había elevado a la categoría de Mito de la Nación, ahora, por obra y gracia de papito Bush, lanzaba la fatwa contra el genio de Brooklyn.
Años después sería detenido en Japón. Gracias a sus amigos islandeses, Bobby pudo conseguir la nacionalidad vikinga y se trasladó allí para vivir los últimos años de su vida.
Boris Spassky está prácticamente retirado del ajedrez, dedicándose principalmente a dar conferencias por todo el mundo y a pasear su saber y su bonhomía.
Bobby Fischer murió el 17 de enero de 2008 en Reykjavik, Islandia.
En la tierra del fuego y del hielo.
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