Porque era una de sus prioridades y sobre todo "promesas" no escritas. Recuperar todo lo perdido en Versalles. Y el norte de Polonia era Prusia desde hacía siglos. Un territorio tan alemán como podía serlo Baviera.
Además no pensaba que Inglaterra les declararía la guerra ¿Por qué? Pues porque al contrario de lo que nos han vendido desde hace décadas de forma sistemática los propios anglos o sus corifeos, los británicos jugaron un papel bastante ambiguo ante el nazismo. Hitler era visto con buenos ojos por parte de la élite inglesa, es conocida la germanofilia del propio rey Eduardo y no hay que olvidar que fueron los ingleses los primeros en certificar, con el tratado anglo-germano en el 35, el rearme alemán ¿Por qué? Pues porque estaban jugando a lo que han jugado siempre, dividir y potenciar la confrontación entre las potencias continentales. Y una Alemania demasiado débil era peligrosa porque por un lado dejaba a los franceses como una potencia incontestada en ese momento en Europa, pero sobre todo porque no podría contener la expansión rusa llegado el momento.
Y Hitler que no era orate lo sabía. Por eso los ingleses le permitieron dar pequeños bocados a su alrededor para que se fortaleciese, pero claro hasta cierto punto únicamente. A partir de ahí el austríaco hizo una apuesta, entendía el juego de Inglaterra y sabía que su mayor amenaza era encontrarse nuevamente atrapado en una guerra entre dos frentes este y oeste. Que los ingleses también eran conscientes de ello. Así que pensó que si conseguía neutralizar uno de esos frentes, el del este, con el pacto Molotov-Ribbentrop los anglos no se meterían en una nueva guerra mundial por el pasillo de Danzig. Y en cierto sentido tenía razón, solo hay que ver la tibia y desganada reacción de los aliados ante la oleada turística de Polonia. De hecho hasta que los propios alemanes no invaden Francia casi 8 meses después que se dice pronto, ellos apenas se mueven.
En resumen que aquí no hay inocentes. Todo el mundo jugaba al mismo juego. Comenzando por el propio Stalin, cuyo sueño, es bien conocido, consistía en esperar que los occidentales se destrozasen entre ellos para recoger él las migajas.