Eso es un absurdo,los nacionalismos son la respuesta al poder de las monarquias,no al estado moderno.Son los que dan lugar al estado moderno.Llegan a finales del s XVIII(revolucion norteamericana y francesa que ponen a la soberania nacional por encima de la soberania de los monarcas mas o menos absolutistas)y en el s XIX.Pero el nacionalismo vasco y catalan no.Prat de la riba y sabino arana consiguen fuerza a finales del SXIX.Solo alcanzan impulso con el desastre del 98.
De esto se hacian eco intelectuales nacionalistas españoles"regeneracionistas" e incluso españoles regionalistas como Cambo.Pero si no te da la gana admitirlo,pues nada.
Los nacionalismos del S.XIX son la respuesta a la organización del Estado moderno, que empezó con la Monarquía absolutista derivó en la organización Constitucional centralizada.
La soberanía pasa del monarca absolutista al pueblo (solo una parte) pero representado en el parlamento nacional, y eso pasa por derogar los fueros territoriales. No solo se cargan las "regalías" nobiliarias, sino las "regalías" regionales.
En América no hay un componente tan nacionalista, pero aún así hay rechazo al nuevo sistema de Estado. La Gran Colombia de Bolívar no cuaja por los intereses de la nueva clase, y en los EEUU habrá una Guerra Civil porque los Estados del Sur quieren conservar su independencia política.
El Carlismo es la respuesta de estos proto nacionalistas. Añoran el pasado del Antiguo Régimen donde cada en cada región los nobles y clase alta hacían y deshacían a voluntad sin dar explicaciones al Rey o su Corte.
Ya los reyes absolutistas cuentan con el rechazo de la clase alta nobiliaria o burguesa regional, a entregar poder. La primera rebelión con la que se enfrenta Luis XVI es la de la nobleza regional, que es la que convoca los Estados Generales, el Estado absolutista les exige demasiado.
En España quizás sea a partir del 98 cuando más por saco dan con sus reclamaciones los nacionalistas, pero es que la creación del Estado Moderno en España siempre ha ido arrastrada y hecha a desgana. Y no es más que un "qué hay de lo mío" continuando con la tradición carlista.