Para empezar podemos decir (citando la wiki) que España fue posiblemente la menos esclavista como consecuencia de la firma del Tratado de Tordesillas en 1494, que impedía el tras*porte de esclavos desde África, entre otros límites al comercio. Tratados posteriores, como por ejemplo el firmado en 1713 con Inglaterra cedían la totalidad del comercio de esclavos de raza de color a otras potencias.
Como consecuencia directa de esta política, en las regiones colonizadas por España apenas existieron neցros (caso de México, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay), a diferencia de lo que sucedió en las colonias portuguesas (Brasil), holandesas (Guayanas y fuerte comercio en las Antillas y otras áreas de El Caribe), francesas (Sureste de los EEUU), e inglesas (Este de los EEUU, Jamaica y Belice).
Gran parte de la población de raza de color hoy en día asentada en países como Colombia, Venezuela y en varios de Centroamérica, así como la de Ica en Perú, procede de movimientos acontecidos en los primeros años post-coloniales, bajo la soberanía de las nuevas repúblicas independientes, o bien del hundimiendo de barcos esclavistas en tránsito como sucedió en Esmeraldas, Ecuador.
Precisamente, los movimientos independentistas contra la corona española en grandes áreas de Latinoamérica comenzaron con las quejas de grandes hacendados que no podían competir comercialmente con los hacendados de territorios que no formaban parte de la Colonia Española, ya que estos últimos si disponían de abundante mano de obra fuerte y barata.
Esclavitud en España - Wikipedia, la enciclopedia libre
En fechas tan tempranas como el año 1500, se dictó un decreto que prohibió la esclavitud. Nace así un nuevo derecho que,
«reconoce que las libertades de los hombres y de los pueblos son algo inherente a ellos mismos, y que por tanto, les pertenecen por encima de las consideraciones de cualquier príncipe o Papa».
Más adelante, una junta de la Universidad de Salamanca convocada por el emperador Carlos V en 1540 concluye que
«tanto el Rey, como gobernadores y encomenderos, habrían de observar un escrupuloso respeto a la libertad de conciencia de los indios, así como la prohibición expresa de cristianizarlos por la fuerza o en contra de su voluntad», cuenta Sánchez Galera. Con el tiempo se va formando un cuerpo de normas,
las Leyes de Indias, que recogen, entre otros, los siguientes derechos para los indios: la prohibición de injuriarlos o maltratarlos, la obligación de pagarles salarios justos, su derecho al descanso dominical, la jornada laboral máxima de ocho horas y un grupo de normas protectoras de su salud, especialmente de la de mujeres y niños.
En cualquier caso,
la actitud de los monarcas españoles contra la esclavitud fue decidida.
Isabel la Católica y el Emperador Carlos V promulgaron decretos que vedaban esa práctica y, «si bien es cierto que Felipe II se deja presionar por los colonos del Caribe haciendo concesiones especiales para Puerto Rico y La Española, poco más tarde vuelve a dejar clara su repulsa hacia este tipo de institución, prohibiendo una vez más la esclavitud, e incluso
haciendo extensiva dicha prohibición a la incipiente importación de esclavos neցros»
ALMAGACÉN: Lo que la Leyenda de color contra España no cuenta de las Leyes de Indias