Crear 'apps' sin saber programar: la idea que va a cambiar el futuro de la informática
Ser capaz de desarrollar una web o aplicación a tu medida sin tocar una línea de su código fuente. Esa es la idea en la que se basan las nuevas herramientas 'no-code' y 'low-code' que permiten que cualquier persona sin conocimiento técnico sea capaz de hacer su propio 'software'.
En un contexto de escasez de perfiles tecnológicos y encarecimiento de precios, estas soluciones están poniendo patas arriba la forma en la que trabajan los programadores. De hecho, las 'startups' del sector están captando cada vez mayor interés entre los inversores. Sin ir más lejos, en España ya una compañía, TypeForm, que está a punto de convertirse en unicornio.
Generalmente, estos programas funcionan con una interfaz sencilla e intuitiva en la que simplemente hay que arrastrar y soltar distintos elementos para conseguir el resultado. Su principal atractivo está en el hecho de que personas o empresas ajenas a la informática puedan lanzar un proyecto sin tener que contratar a un tercero que se meta en las tripas del programa. "Antes solo podías desarrollar 'software' si tenías un equipo de informática, ya que era necesario saber de programación para escribir el código de una aplicación web", explica Alessandra Gorla, profesora investigadora del Instituto IMDEA de Software en Madrid.
Un buen ejemplo es la digitalización repentina que tuvieron que experimentar muchos pequeños negocios durante el confinamiento. En algunos casos, únicamente se dedicaban a difundir en redes sociales, pero si querían algo más, como un 'marketplace', la factura se disparaba. "Las pymes no necesitan informáticos para todo, pueden desarrollar ellas mismas y hacerlo más rápido, algo que quizá no podían hacer hasta ahora porque no podían contratar programadores", indica Gorla.
Pero, claro, el modelo también tiene límites. "Puede que quieras hacer algo muy específico y la plataforma que uses no te lo permita", ejemplifica esta experta. Es lo mismo que ocurre con la dependencia de un tercero, un arma de doble filo. "Por un lado, el desarrollo queda en la responsabilidad de las plataformas, que tiene que chequear la calidad del código o su seguridad. Eso es algo bueno, pero lo malo llega cuando hay un problema, por ejemplo, de seguridad, porque todas las 'apps' que se hayan desarrollado a partir de ahí van a tenerlo".
(...)
"El recurso informático para hacerte un traje a medida ha pasado a ser un artículo de lujo", reconoce Sáez, que puntualiza que no es algo que se deba solo a la escasez de perfiles, "sino también a que el desarrollo es cada vez más complejo y a que ya no se compite localmente, sino internacionalmente". "No tiene sentido desarrollar todo 'ad hoc' para el proyecto, porque los costes se disparan. Ahí es donde se busca que cualquiera pueda hacer sus propias aplicaciones informáticas".
Es decir, la irrupción de este modelo podría ser una forma de economizar los recursos humanos en el sector. Gorla, de IMDEA Software, también tiene claro que todo esto no va a cambiar la demanda de los perfiles, porque "siempre se necesitarán más programadores e informáticos" por la propia evolución tecnológica. Además, recuerda, "siempre son necesarios los expertos que desarrollen soluciones y entiendan bien lo que está pasando por si hay que cambiar o incorporar funciones". Lo que sí cambiará son las tareas que tienen que realizar. "Antes tenías que saber desarrollar un 'software' seguro y de calidad, pero ahora cada vez se escribe menos código", apunta esta experta. Entonces, ¿a qué se dedicarán? "A analizar los procesos internos de la plataforma y comprobar cómo genera código automáticamente", responde.
Ser capaz de desarrollar una web o aplicación a tu medida sin tocar una línea de su código fuente. Esa es la idea en la que se basan las nuevas herramientas 'no-code' y 'low-code' que permiten que cualquier persona sin conocimiento técnico sea capaz de hacer su propio 'software'.
En un contexto de escasez de perfiles tecnológicos y encarecimiento de precios, estas soluciones están poniendo patas arriba la forma en la que trabajan los programadores. De hecho, las 'startups' del sector están captando cada vez mayor interés entre los inversores. Sin ir más lejos, en España ya una compañía, TypeForm, que está a punto de convertirse en unicornio.
Generalmente, estos programas funcionan con una interfaz sencilla e intuitiva en la que simplemente hay que arrastrar y soltar distintos elementos para conseguir el resultado. Su principal atractivo está en el hecho de que personas o empresas ajenas a la informática puedan lanzar un proyecto sin tener que contratar a un tercero que se meta en las tripas del programa. "Antes solo podías desarrollar 'software' si tenías un equipo de informática, ya que era necesario saber de programación para escribir el código de una aplicación web", explica Alessandra Gorla, profesora investigadora del Instituto IMDEA de Software en Madrid.
Un buen ejemplo es la digitalización repentina que tuvieron que experimentar muchos pequeños negocios durante el confinamiento. En algunos casos, únicamente se dedicaban a difundir en redes sociales, pero si querían algo más, como un 'marketplace', la factura se disparaba. "Las pymes no necesitan informáticos para todo, pueden desarrollar ellas mismas y hacerlo más rápido, algo que quizá no podían hacer hasta ahora porque no podían contratar programadores", indica Gorla.
Pero, claro, el modelo también tiene límites. "Puede que quieras hacer algo muy específico y la plataforma que uses no te lo permita", ejemplifica esta experta. Es lo mismo que ocurre con la dependencia de un tercero, un arma de doble filo. "Por un lado, el desarrollo queda en la responsabilidad de las plataformas, que tiene que chequear la calidad del código o su seguridad. Eso es algo bueno, pero lo malo llega cuando hay un problema, por ejemplo, de seguridad, porque todas las 'apps' que se hayan desarrollado a partir de ahí van a tenerlo".
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"El recurso informático para hacerte un traje a medida ha pasado a ser un artículo de lujo", reconoce Sáez, que puntualiza que no es algo que se deba solo a la escasez de perfiles, "sino también a que el desarrollo es cada vez más complejo y a que ya no se compite localmente, sino internacionalmente". "No tiene sentido desarrollar todo 'ad hoc' para el proyecto, porque los costes se disparan. Ahí es donde se busca que cualquiera pueda hacer sus propias aplicaciones informáticas".
Es decir, la irrupción de este modelo podría ser una forma de economizar los recursos humanos en el sector. Gorla, de IMDEA Software, también tiene claro que todo esto no va a cambiar la demanda de los perfiles, porque "siempre se necesitarán más programadores e informáticos" por la propia evolución tecnológica. Además, recuerda, "siempre son necesarios los expertos que desarrollen soluciones y entiendan bien lo que está pasando por si hay que cambiar o incorporar funciones". Lo que sí cambiará son las tareas que tienen que realizar. "Antes tenías que saber desarrollar un 'software' seguro y de calidad, pero ahora cada vez se escribe menos código", apunta esta experta. Entonces, ¿a qué se dedicarán? "A analizar los procesos internos de la plataforma y comprobar cómo genera código automáticamente", responde.