Clownrona World
Mujer purasangre con miembro viril. Y punnnnnnnnto.
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La verdad que los coches en sí mismos no me gustan gran cosa... Ni siquiera conducir, pero...
Ir vagando por la carretera, con o sin rumbo, sin prisa, disfrutando del camino y del destino, sin atascos, sin historias... ¡eso es otra cosa!
Es una pequeña porción de libertad, y a veces no se necesita más que eso para ser feliz. Una botella de agua y un bocata pueden ser más que suficiente para disfrutar de una pequeña ruta improvisada y de una desconexión inesperada.
Por desgracia lo más habitual es que el coche nos esclavice más que nos libera: ITV, parquímetro y/o garaje, multas, reparaciones de mantenimiento o averías, zonas restringidas, seguro, impuesto de circulación, combustible, recambios... todo ello promovido o agravado por los políticos.
Aún así, hoy en día ya no necesito el coche, y ahí lo tengo. Puede que racionalmente llegue el día en que por una avería subida de peso o algo similar me tenga que deshacer de él. Pero lo poco que lo uso me aporta mucho, o me da experiencias recorriendo sitios que no te da viajar en autobuses o trenes.
Por eso es una pena que los mismos políticos que nos esclavizan con los coches hoy en día nos los vayan a quitar. Está muy bien que existan los Uber y los patinetes y el tras*porte público... como complementos, pero no como opción única. Los jóvenes de hoy en día que no conozcan la parte positiva de tener un coche en propiedad, de ir un día cualquiera a donde te plazca, me dan mucha pena.
Ir vagando por la carretera, con o sin rumbo, sin prisa, disfrutando del camino y del destino, sin atascos, sin historias... ¡eso es otra cosa!
Es una pequeña porción de libertad, y a veces no se necesita más que eso para ser feliz. Una botella de agua y un bocata pueden ser más que suficiente para disfrutar de una pequeña ruta improvisada y de una desconexión inesperada.
Por desgracia lo más habitual es que el coche nos esclavice más que nos libera: ITV, parquímetro y/o garaje, multas, reparaciones de mantenimiento o averías, zonas restringidas, seguro, impuesto de circulación, combustible, recambios... todo ello promovido o agravado por los políticos.
Aún así, hoy en día ya no necesito el coche, y ahí lo tengo. Puede que racionalmente llegue el día en que por una avería subida de peso o algo similar me tenga que deshacer de él. Pero lo poco que lo uso me aporta mucho, o me da experiencias recorriendo sitios que no te da viajar en autobuses o trenes.
Por eso es una pena que los mismos políticos que nos esclavizan con los coches hoy en día nos los vayan a quitar. Está muy bien que existan los Uber y los patinetes y el tras*porte público... como complementos, pero no como opción única. Los jóvenes de hoy en día que no conozcan la parte positiva de tener un coche en propiedad, de ir un día cualquiera a donde te plazca, me dan mucha pena.