He visto un hilo donde parece haber aficionados a la teologia, una disciplina medieval, asi que planteo esta cuestion.
Al no ser creyente nunca he dedicado mucho tiempo a estos asuntos pero hoy estaba leyendo algo sobre los luteranos y he visto de paso el escudo o esquema que representa la trinidad. Me ha parecido sorprendente. Dice que tres seres diferentes entre si son sin embargo el mismo Dios. De ahi al panteismo va un paso.
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Tal y como yo lo veo. Como la Biblia hace extrañas referencias al padre, al hijo y al espiritu santo, y se supone que la religion era monoteista y que solo habia un Dios, se vieron obligados a pertrechar una manola teologica de que eran 3 pero eran el mismo, que nunca ha entendido nadie. Hasta a Occam le causaba perplejidad y decia que habia que tener fe sin mas aunque no se entienda.
Pero desde una perspectiva panteista la cosa parece tener mas logica. En tanto que Dios es el Universo y la Naturaleza, que podriamos suponer como el espiritu santo, Jesus era, efectivamente, un hijo de Dios y a la vez formaba parte de Dios. En cuanto al Padre, podemos pensar que es el verdadero Dios del cristianismo, el señor con barbas que representa un dios humanizado cercano a los hombres, una figura paterna, que ademas atrae a las mujeres como arquetipo de macho alfa. ¿Pues nadie ha representado nunca al Padre como una mujer, no?
Cito al filósofo francés Alexis Masson:
La Trinidad no es 1+1+1=1, esto sería el modalismo. La Trinidad es decir que hay tres personas (tres a nivel de un cierto plano: la noción de persona) en un ser (no son el mismo plano ‘persona’ y ‘ser’). Estas tres personas son: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y esta unidad, este ser, es Dios; es decir, que las tres personas son tres, y distintas entre ellas: el Padre no es el Hijo, el Hijo no es el Espíritu Santo, etc.; sin embargo, todas están unidas y todas son el mismo Dios: el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el E.S. es Dios.
Si no se comprende bien esto, puede cometerse errores como por ejemplo el ya citado del modalismo, que consiste en reducirlo todo a la unidad y no comprender que hay efectivamente tres personas distintas, que no son idénticas entre ellas. Lo reducen todo como si el Padre fuese un tipo de manifestación de Dios, el Hijo fuese un tipo de manifestación de Dios, el E.S. fuese un tipo, un modo, de manifestación de Dios. Pero no es eso, sino que hay realmente tres personas distintas. Hay otro error que se comete, especialmente entre los adversarios del cristianismo. Según este error, el cristianismo es un triteísmo, como si el Padre fuese un Dios, el Hijo otro Dios distinto y el E.S. un tercer Dios diferente. No es esto tampoco, sino que solamente hay un solo y único ser: Dios. Y sin embargo este ser tiene tres personas: Padre, Hijo y E. S. las cuales son distintas.
Dios necesariamente debe ser trinitario, como demostró Hegel. Si Dios no fuese trinitario, Dios no podría tener conciencia de sí mismo, ni conciencia de su naturaleza, y a Dios le sería imposible saber que él (Dios) es, y qué es Dios, lo cual contradeciría la creencia de que Dios es perfecto.
Toda la cuestión se basa en el nivel de la noción de conciencia de sí. ¿Y qué es una conciencia? Uno tiene conciencia cuando uno tiene conciencia de algo, de una cosa hacia la que uno se dirige. Si yo miro ese libro, tengo conciencia de que hay un libro, uno apunta a un objeto. Pero algo diferente es la conciencia de sí. Porque aquí se trata de cómo puedo hacer para que el objeto hacia el que apunto sea yo mismo. Si tengo un lápiz es muy fácil escribir con el mismo sobre cualquier soporte; pero ¿cómo el lápiz podría escribir sobre sí mismo? No se puede, el lápiz no puede escribir sobre sí mismo, sino que es necesario un segundo lápiz. Pues bien, con la conciencia de sí mismo es exactamente lo mismo; yo tengo una conciencia que apunta a objetos, pero para tener conciencia de mí mismo, es decir, que yo sea un objeto, algo que existe, es necesario que otro, que otra conciencia, me vea a mí como objeto y así me conozca; que me haga comprender que yo soy, yo mismo, un objeto. En este caso, tengo conciencia de mí; ya no soy solamente un espectador del mundo, sino que sé que estoy en interacción, en intersubjetividad con una alteridad. Por ejemplo, en los niños de corta edad, que todavía no han adquirido plena conciencia de sí mismos antes de los tres o cuatro años de edad, cuando por ejemplo se les pide que se escondan, confunden completamente su percepción del mundo, no tienen conciencia de sí mismos y según ellos el mundo es simplemente su percepción; si el niño cierra los ojos cuando se le pide que se esconda, a menudo cierra los ojos porque se imagina que de este modo nadie va a verle porque él no ve; no distingue entre su conciencia y nuestra conciencia; vemos ahí una señal muy clara: la distinción, hay que marcar un límite a su propia conciencia, es decir, hay el “yo” y hay el “tú”. Otro ejemplo. El del juego cuando un adulto esconde un objeto en su mano y el niño debe adivinar en qué mano se encuentra el objeto. Para el niño es bastante fácil (bueno, en función de la dificultad del ejercicio, evidentemente); el niño llega a comprender cual es el objetivo del juego. En cambio, cuando se le pide que reproduzca este juego, es decir, que sea él quien esconda el objeto en su mano, ya es más difícil para él. ¿Por qué? Pues simplemente porque él sabe dónde se encuentra el objeto, y no alcanza a comprender que el adulto que tiene enfrente pueda llegar a no adivinarlo; no alcanza a hacer la cesura entre su conciencia, la conciencia que tiene de sí el niño, y la conciencia de la persona que tiene enfrente. El niño cree que, debido a que él lo sabe, el otro también debe saberlo, cuando es que no. No hay esa distinción. Por lo tanto, como vemos, la conciencia de sí es el hecho de saber que hay una relación con la alteridad, de saber que yo mismo soy relativo a otra conciencia, hay de hecho una limitación de conciencias. En resumen, debe haber al menos dos conciencias en la Trinidad. Debe haber al menos dos conciencias en la Trinidad, luego dos personas, para que Dios pueda tener conciencia de sí mismo.
Pero la Trinidad es tres personas y no solo dos. Hemos explicado que debe haber una alteridad en la Trinidad, debe haber al menos dos personas; pero ello no es suficiente porque como dijimos no es solo la cuestión de la conciencia de sí sino también de lo que yo soy, de cuál es mi naturaleza, y para ello es necesario que haya una conciencia más. ¿Cómo entendemos lo que son las cosas? Lo hacemos por comparación. Si yo veo un libro, para mí es un objeto irreductible. Si ahora veo dos libros, puedo comparar las características comunes a los dos y que hacen que un libro sea un libro; un libro no es un libro porque sea rojo; si yo veo solamente un libro, que sea rojo puede que sea una característica esencial o puede que sea aleatoria. Pero si veo dos libros y que me dicen que esto es un libro, entonces yo capto que un libro es un soporte papel, que tiene escritos, que tiene una portada, etc., y yo veré ahí que todos los libros están compuestos de esas cosas. Por consiguiente, aprendo por comparación, veo lo que es común. Y ahí es lo mismo: cuando Dios se encuentra ante otra conciencia de sí mismo, o más bien cuando una persona divina se encuentra ante otra persona divina, entonces es absolutamente irreductible, se hace necesario que haya otra conciencia, una tercera, para que la una que observa las otras dos pueda decir “¡vaya!, hay esos elementos en común entre los dos, que son omnipotentes, eternos, etc.” Ve que hay una naturaleza divina que es común a las dos. Y como son tres, cada una puede informar a las otras dos de cuál es su naturaleza. De resultas las tres bajo forma tríptica pueden informarse mutuamente que ellas son el mismo y único Dios (hay que recordar que Dios es único).
Otro aspecto: ¿qué es lo que hace que, de todos modos, se les llame Dios? Pues simplemente si por ejemplo yo te señalo a ti, no es que solamente que yo señalo a tu cuerpo sino que me refiero a tu persona y, con ello, a tu ser. Y cuando si por ejemplo nos referimos a Jesús, decimos asimismo Dios, de algún modo.
Otra cuestión: ¿por qué tres y no cuatro, o mil? Simplemente porque en Dios su esencia es necesaria, es decir, no hay nada aleatorio en Dios, Dios es absolutamente perfecto, es la perfección misma, no hay nada aleatorio en él y por lo tanto (y tal como vimos) es necesario que haya al menos tres, y más de tres no serviría para nada, sería aleatorio, por lo que sería una imperfección, por lo que se necesitan tres y es por eso que tenemos ahí una demostración filosófica irrefutable del hecho de que la trinidad es necesaria para que Dios sea consciente de sí mismo. Tenemos pues, una prueba irrefutable del cristianismo. Lo que se presentó como el elemento más débil del cristianismo es porque en realidad no fue comprendido; pero puede verse claramente y, en particular gracias a Hegel, que el cristianismo manifiesta su verdad precisamente por la trinidad. No que sea el único elemento, pero sí que es un elemento absolutamente decisivo que demuestra la verdad del cristianismo, incluso desde un punto de vista racional.
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